Pienso en el muerto 93 mil 425 por COVID-19 en México.Quizás no debió morir.Se trató seguramente de un mexicano como usted y como yo que quizás por ser mayor y tener antecedentes de hipertensión o diabetes fue contagiado, no resistió y perdió la vida asfixiado a pesar de que estaba conectado en una fría cama de hospital; solo y triste.Y digo que quizás no debió morir porque es muy probable que de las 160 mil muertes que se han registrado en el país al día de hoy la mitad de ellas se hubieran podido evitar (lo que hubiese salvado al 93 mil 425) si hubiésemos contado con un gobierno que le diera la importancia a la pandemia desde un principio, que hubiera establecido y operado reglas claras desde al arranque de los contagios y, sobre todo, que hubiera tenido mensajes contundentes del peligro en que nos encontramos todos por esta maldición del siglo XXI que ha matado a más de dos millones de personas en el mundo.Pero entre el presidente y su subsecretario estrella minimizaron los riesgos de contagios, y empezando por su propio ejemplo no supieron (o no quisieron ) comunicar los riesgos.Aunque es impredecible qué es lo que va a ocurrir en las elecciones presidenciales dentro de tres años, en el hipotético caso de que llegase un gobierno más democrático y transparente seguramente habría un juicio real y honesto para determinar qué tanta responsabilidad han tenido “los López” (Obrador y Gatell) en el manejo de la pandemia, y seguramente habría veredictos y hasta es posible que castigo por la responsabilidad de haber provocado que murieran miles de personas de a gratis.Se correrían modelos científicos manejando variables como el uso obligatorio del cubrebocas o “mensajes dramáticos” señalando el riesgo de los contagios en reuniones familiares y fiestas. No hubiera sido posible parar a cero la actividad económica, pero con información suficiente habríamos entendido todos que la responsabilidad de evitar contagios es personal, y que desde la casa debieron empezar los cuidados desde un principio.Para la buena fortuna del gobierno en turno han aparecido en el mapa las vacunas, pero con los antecedentes en el estilo de comunicar de “los López” hay dudas sobre qué tantas van a llegar a México y cuándo.Y en lo local, en Jalisco, si bien ha habido un punto a favor al incorporar desde un principio a los científicos de la Universidad de Guadalajara (lo que da certeza y credibilidad a lo que dice el gobernador), la condena sería por el pésimo manejo de la comunicación. Siempre se debió dar un lugar preponderante a los mensajes oficiales y garantizar que llegaran a la mayor parte de la población. La apuesta de subir los mensajes únicamente en redes sociales en largos videos y en muy distintos horarios (la mayoría de las veces sin avisos previos) ha demostrado que la mayoría de la población no los entendió, y que si finalmente han registrado el riesgo de la pandemia ha sido porque las muertes están cada vez más cerca y el riesgo va en aumento.Pero, insistir, esos enjuiciamientos se darían sólo, y es hipotético, si llegan gobiernos más democráticos y transparentes.platapi.en.i@hotmail.com
