Jueves, 28 de Marzo 2024

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El miedo cambió de bando

Por: Gabriela Aguilar

El miedo cambió de bando

El miedo cambió de bando

El pasado viernes, a las 7:45 de la mañana, Ariadna se preparaba para abordar un camión que la llevaría a la escuela. Caminaba sobre la Avenida Vallarta, en Ciudad Granja, cuando observó que venía de frente un hombre con un café en la mano. Nunca imaginó que justo al cruzarse en el camino, el sujeto le aventaría en la cara la bebida caliente y que esto le provocaría quemaduras de primero y segundo grado.

En la antesala de la histórica marcha del 8M, debido a su nutrida convocatoria, y a unos días de hacer visible la ausencia, ya se podía respirar el enojo de hombres que esperaban (o esperan) cualquier momento para abrir frentes de combate. Ese mismo viernes, sin conocer la historia que hoy comparto, escuché más frases en centros de trabajo y en las calles como las siguientes: “Ni digas nada porque las señoritas andan de un sensible”, “las pu… sí van a trabajar el lunes, a billetazos, no como ustedes bola de huev...”, con esa agresividad pasiva que contiene toda su ira misógina. Pareciera que desde hace días se dieron cuenta que esto ya no será igual.

Ariadna tiene 19 años, es originaria de Cotija, Michoacán, apenas era su primera semana de clases en el primer semestre de la carrera de Criminología, Criminalística y Técnicas Periciales en una escuela ubicada cerca de las vías del tren en Avenida Inglaterra. Sueña en convertirse en alguien que ayude a resolver homicidios, como en las series de televisión. Sus padres accedieron a que ella estuviera en la ciudad de lunes a viernes y verla cada semana. El agresor corrió hasta desaparecer, ella fue auxiliada por algunas personas que la vieron tirada en la banqueta. Llegaron elementos de la Policía de Zapopan, le hicieron algunas preguntas y se fueron sin siquiera intentar buscar al responsable. Era casi el cambio de turno (las ocho de la mañana) y normalmente cuando eso ocurre hay como un limbo en la ciudad por la entrega-recepción de las corporaciones encargadas de la seguridad. A esa hora, responsabilizarse de un caso lleva a los policías por lo menos dos horas extra al horario de salida.

Los compañeros de clase de Ariadna se organizan para captar fondos y ayudarla con los gastos que se generen en el Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva. De su futuro en la ciudad para continuar con sus estudios ni hablemos, tendrá que abandonar todo por culpa de un rabioso que sigue en las calles con la probabilidad de que ataque a alguien más.

Es la violencia física o verbal por estos días, casi imperceptible, de algunos hombres que parecen más enojados de lo que estaban, contrariados, desorientados y perdidos en el llamado a la conciencia de esta revolución, lo que revela que la costumbre de imponer su voluntad sin obstáculos se les escapa.

¿Qué pasará a partir de hoy después de ayer? La respuesta la leí en una pancarta que llevaban dos mujeres en la marcha del domingo en Guadalajara: “Nos quitaron tanto, que acabaron quitándonos el miedo”. Que así sea. 

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