Viernes, 10 de Octubre 2025

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El hombre que cambió a Volkswagen

Por: Sergio Oliveira

El hombre que cambió a Volkswagen

El hombre que cambió a Volkswagen

La primera vez que vi a Ferdinand Piëch él estaba parado frente a un enorme grupo de periodistas en un hotel de lujo en Atlanta, ansiosos por el lanzamiento del auto más importante de la década a escala global en ese momento, o al menos el que más llamaba la atención: el VW New Beetle. Cuatro años después de haber mostrado el Concept One en Detroit, diseñado por J. Mays, el Beetle era el regreso del entonces auto más exitoso de la historia, el VW Sedán, o el Vocho, como se le conoció en México. Piëch era muy consciente tanto de la importancia de ese lanzamiento como del lado negativo de la imagen del Vocho para la marca, lo que lo hizo declarar: “Volkswagen jamás volverá a ser una compañía de un solo auto”, una repuesta a las críticas de los que decían que la marca tuvo el Vocho, luego su sustituto, el Golf, y muy poco más. Él cumplió su palabra. Gracias a él VW es hoy un conglomerado de marcas que pelea al tú por tú con la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi y con Toyota por el título de mayor productor de vehículos del planeta. Esta semana, con su inesperada muerte, no solo los alemanes están de luto, el mundo de los autos también está.

Nacido en Austria en 1937, Piëch era bisnieto de Ferdinand Porsche, fundador de la marca deportiva Porsche y diseñador del Vocho a pedido de Adolf Hitler. Su carrera empezó en Porsche, pero fue en Audi donde su genio y liderazgo se empezaron a percibir. Gracias a él la marca de los cuatro aros comenzó una ascensión que la hizo luchar directamente contra las grandes germanas Mercedes-Benz y BMW. Piëch puso en el mercado autos y tecnología que hicieron esto posible, como el Audi 100 y el sistema Quattro de tracción integral, que dominó el mundo del “rally”.

Gigante germano

Cuando él subió al mando del Grupo Volkswagen, éste se encontraba en una grave crisis. Para sanearla Piëch contrató a un español, José Ignacio López de Arriortua, un ingeniero que venía de General Motors y que con su equipo puso las cosas en orden antes de que una demanda de parte de GM por supuesto uso de secretos industriales, obligara a Piëch a correrlo y a pagar una millonaria indemnización a GM.

Nuevos modelos fueron saliendo de sus plantas en todo el mundo. Su nivel de calidad era referencia global. Piëch quería que Volkswagen luchara contra Mercedes-Benz y Audi vs BMW. Gracias a ello nacieron modelos como la Touareg y el Phaeton, cuyos precios al público y calidad nadie jamás había pensado ver ostentando el logotipo de la marca del “Auto del pueblo”, significado de Volkswagen en alemán.

Dueña de Seat, Audi y Skoda, marcas como Lamborghini, Bentley, Scania, MAN y Ducati, entre otras, se sumaron al cada vez más poderoso conglomerado germano, como la renacida Bugatti. Pero la joya de la corona fue Porsche, no solo por el prestigio de la marca pero por cómo se dieron las cosas, ya que hubo un momento en que parecía que Porsche sería la que compraría a VW.

Ferdinand Piëch se retiró al cumplir 65 años de edad, como establece la ley, pero siguió como el poder detrás del trono hasta morir esta semana, en un restaurante en Alemania. Oficialmente estaba alejado de la empresa desde 2015, pero muchos no creían en esta versión. Era un ejecutivo duro, que no tenía empacho en correr a nadie por más importante que este fuera, como pasó con Wendelin Wiedeking.

Multimillonario, amante declarado de los autos y de las mujeres -dejó cuatro ex-esposas y 13 hijos- Piëch se fue de esta vida dejando a la empresa que amaba mucho mejor de lo que la encontró. Y de alguna manera hizo lo mismo con el mundo de los automóviles, que le reservará siempre un lugar de honor en su historia.

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