Aunque en los hechos las contiendas internas para definir a las y los candidatos presidenciales y locales arrancaron mucho antes de lo que fijaba el calendario electoral, empezando por el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien puso a competir a los suyos desde junio pasado, ayer en Jalisco las autoridades electorales locales y federales dieron por iniciado el proceso electoral 2023-2024, en el que estarán en disputa mil 544 espacios de poder en el Estado.El domingo 2 de junio de 2024, los jaliscienses votarán por candidatas y candidatos a la Presidencia de la República, al Senado de la República, al Congreso federal y, en lo estatal, votarán por la gubernatura, por la reelección o cambio de su presidente o presidenta municipal, y también por la reelección o cambio de su diputada o su diputado local.Desde luego, además de esperar una mayor participación electoral y que se abatan los índices anteriores de abstencionismo, en lo político, la expectativa es saber si el gobierno de la 4T, sin López Obrador en la boleta, refrenda la Presidencia con Claudia Sheinbaum, o si la alianza opositora con Xóchitl Gálvez al frente, remonta las encuestas y vence a Morena y a sus aliados. Queda por despejar si será Samuel García, Marcelo Ebrard o el propio Dante Delgado, quien juegue por el partido Movimiento Ciudadano, a quien desde ya, el PAN-PRI-PRD ven como partido esquirol para dividir el voto opositor a favor de la 4T. Dante por su parte, asegura que serán los que vencerán al partido guinda y aliados.En Jalisco, la gran incógnita es si el partido Movimiento Ciudadano refrenda la gubernatura con Pablo Lemus, o Morena capitaliza el estar como marca, arriba en las encuestas, cosa que nunca había sucedido, desde que este partido empezó a competir en el 2015. Por lo pronto los naranjas ya superaron un difícil parto sucesorio para definir a su candidato, mientras que Morena tuvo que aplazar su decisión al próximo 10 de noviembre. Mientras que la alianza PAN-PRI-PRD está también en proceso de definición.La otra gran incertidumbre y foco rojo del actual proceso electoral es hasta dónde seguirá avanzando el crimen organizado y el papel que jugará en la contienda, en detrimento del avance y consolidación democrática del país.En Jalisco hay de entrada dos señales ominosas. El reciente asesinato del ex alcalde reelecto del municipio metropolitano de Ixtlahuacán de los Membrillos, en los trienios 2015-2018 y 2018-2021, quien buscaba ser candidato por la alcaldía del municipio de Chapala, y que las autoridades nunca hubieran podido someter a los grupos delincuenciales que tienen bajo su control, entre muchos otros, el municipio de Jilotlán de los Dolores, donde de plano no pudieron repetir el proceso electoral que anularon porque las mafias ahuyentaron con amenazas a las y los candidatos, hasta dejar sólo a uno.Autoridades federales, estatales y municipales, los propios partidos políticos y sus candidatos y candidatas, así como las autoridades electorales tienen la obligación de diseñar estrategias para que el narco saque las manos de los procesos electorales, para que no crezcan las cifras de la violencia electoral ni existan más historias como la de Jilotlán, después del proceso electoral que inició formalmente ayer en Jalisco.jbarrera4r@gmail.com
