Viernes, 29 de Marzo 2024
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El eje Alcalde - Ávila Camacho

Pocos gobernadores perduran tanto en la memoria social como don Jesús González Gallo

Por: Armando González Escoto

Pocos gobernadores perduran tanto en la memoria social como don Jesús González Gallo, él fue sin duda el creador de la Guadalajara contemporánea, aún si algunos críticos han puesto bemoles a su obra de transformación urbana. Pero también don Jesús fue artífice de puentes sociales, supo cerrar círculos y encausar a todo el estado de Jalisco por nuevos senderos, luego del grave conflicto religioso que afectara sobre todo a nuestro estado.

Su obra en este aspecto requirió de la actuación de otro personaje igualmente célebre en nuestra historia, la figura del cardenal Garibi Rivera. Ambos personajes fueron visionarios y sensibles a lo que la sociedad requería y dispuestos a responderle con obras concretas.

El conflicto religioso en su etapa crítica duró de 1926 a 1929. La gente sobre todo del medio rural padeció todo tipo de atropellos, de sufrimiento, y también de frustración e impotencia. Guadalajara como ciudad capital participó igualmente de esta experiencia. Apagada la guerra y sus secuelas quedaba una estela de división y desconfianza, de resentimiento y rechazo que debía ser superada y que comenzó a serlo efectivamente logrando su objetivo durante el gobierno del gobernador González Gallo y del cardenal Garibi.

Expresión material y explícita de esta nueva era que Jalisco necesitaba fue la creación de una calzada que uniera el corazón de Guadalajara con la basílica de Zapopan, eje simbólico que supuso la ampliación de la avenida Alcalde y la construcción de una nueva avenida a partir de la Escuela Normal de Jalisco, rellenando barrancos y abriendo colinas. El motivo era por un lado práctico: brindar a la romería del 12 de octubre un espacio amplio y directo para su desarrollo, y por otro simbolizar esta nueva etapa de conciliación y crecimiento.

Hasta ese momento la romería se realizaba por la carretera de los Colomos, que desde hacía años resultaba ya insuficiente, sinuosa, y mucho más larga que el nuevo eje que se construía. Una tradición tan antigua y de tanta riqueza cultural merecía de un espacio adecuado y generoso para su verificación anual, y así se hizo; en 1952 se estrenó la entonces llamada calzada de Zapopan con la romería que a partir de ese mismo año será permanentemente el 12 de octubre. Posteriormente a esta calzada se le dará el nombre del presidente Ávila Camacho, no por accidente, si recordamos lo que este personaje hizo también en favor de una nueva era de paz y de colaboración entre el Estado y la Iglesia.
Por lo mismo se entiende que peatonalizar la avenida Alcalde obstruyendo de manera permanente el desarrollo de la romería por este eje, que se hizo precisamente para ese fin, resulta un atropello a la historia, al simbolismo del eje, y desde luego, a la fiesta religiosa más importante de Guadalajara. Retirar parte de la avenida Alcalde al tráfico vehicular no supone necesariamente llenar la calle de fuentes, bancas y jardineras inamovibles. En este atentatorio proyecto lo que ha faltado es la imaginación suficiente para crear espacios peatonales con mobiliario móvil, que pueda retirarse cuando ésta u otras celebraciones requieran de su espacio, evitando además esa política equivocada de seguir aislando al Centro Histórico.

armando.gon@univa.mx

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