Jueves, 28 de Marzo 2024

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El conjunto del hospitalito Alcalde ante el futuro

Por: Juan Palomar

El conjunto del hospitalito Alcalde ante el futuro

El conjunto del hospitalito Alcalde ante el futuro

Siguiendo la detestable e inveterada costumbre tapatía, el parque que estaba sobre la Avenida Alcalde, lado oriente, entre las calles de Silvestre Revueltas y Gregorio Torres Quintero fue invadido por la construcción del Registro Civil número uno hacia 1962. Resultó, además, un edificio anodino.

Antes de ese lamentable hecho, existía un agraciado conjunto. Al oriente, sobre una pequeña manzana, el venerable y meritorio Hospital Alcalde. Enfrente, el parque que le seguía le servía de desahogo, amenidad, estancia y descanso para los parientes de los enfermos. Cruzando Alcalde, hacia el poniente, existía y existe una iglesia muy notable debida al gran talento litúrgico del Padre Pedro Castellanos Lambley: Nuestra Señora del Sagrario.

Las tres cosas formaban un armonioso, recordable y complementario conjunto. Hasta que llegó el Ayuntamiento y lo destruyó, más que arbitrariamente, con la invasión de un edificio que tiene casi como único valor el incorporar una notable escultura del maestro Olivier Seguin: La familia.

Ahora, el Ayuntamiento anuncia que venderá el terreno del ex parque y ex registro civil para hacer un edificio o conjunto de usos mixtos (comercio, oficinas y vivienda). Si bien con la sustitución no se perderá nada (si se conservan la escultura y los árboles, cosas las dos obligadas), habría que considerar algunos requerimientos patrimoniales básicos para tal operación, que si se hace adecuadamente, puede ser positiva.

La idea central deseable es recuperar el parque, devolviéndole presencia y dignidad al hospitalito Alcalde. ¿Cómo? Planteando un edificio sobre pilotes lo suficientemente altos como para permitir debajo de la construcción un verdadero espacio público jardinado. Es preferible que tal edificio tenga menos desplante y mayor altura para lograr su equilibrio financiero. Así, se podrán conservar todos los árboles y lograr un espacio transparente en su mayor parte.

No habría que tenerle miedo a la verticalidad. Tanto estructural, funcional como estéticamente es posible lograr una torre que se convierta en un rasgo positivo para el corredor de la Avenida Alcalde. Y que dialogue apropiadamente con el hospitalito, la iglesia y el contexto. Hasta vista sobre el Parque Alcalde se podría lograr.

Lo anterior sería un importante precedente patrimonial, jardinístico, arquitectónico. El mismo Ayuntamiento (bajo diferentes administraciones, claro) que destruyó el parque se lo regresaría ahora a la ciudadanía. La exaltación de la obra de Fray Antonio Alcalde sería más incisiva y completa con la puesta en valor del hospitalito. Y la iglesia de Pedro Castellanos, confrontada con un proyecto digno, no sufriría demérito. Es más que tiempo de dejar de lado la pusilanimidad y la miopía que generan tantas “oposiciones” (frecuentemente politiqueras) para las mejoras a la ciudad. El esquema municipal planteado para este sitio es, en principio, novedoso y apropiado. Estamos ante una gran oportunidad. Pero se requieren arquitectura y composición urbana de la máxima calidad.

Es indispensable hacer las cosas con mucho tiento, atención, audacia. Tres cosas que en la historia moderna de Guadalajara mucho han hecho falta. Vamos viendo.

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