Miércoles, 17 de Abril 2024

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El ciclo ritual de la llevada de la Virgen, Patrimonio Mundial

Por: Armando González Escoto

El ciclo ritual de la llevada de la Virgen, Patrimonio Mundial

El ciclo ritual de la llevada de la Virgen, Patrimonio Mundial

El proceso para presentar la candidatura de la “llevada de la Virgen” como patrimonio de la humanidad duró cuatro años, y uno más la revisión de los expedientes por parte del comité de la UNESCO, hasta su final reconocimiento el 29 de noviembre de 2018.

Fueron muchos los especialistas y las instituciones involucradas que desde el año 2013 trabajaron de manera responsable en este proceso para dar cabal cumplimiento a los requerimientos que la UNESCO ha ido perfilando para otorgar tales declaratorias. En efecto, desde el año 2003 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que hasta ese momento solamente se había preocupado por la salvaguarda de patrimonios tangibles, se abrió al conocimiento y valoración de los patrimonios intangibles, estableciendo un nuevo instrumento internacional: la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial 2003-2007, definiendo como tal a:

 “Todo aquel patrimonio que debe salvaguardarse y consiste en el reconocimiento de los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas transmitidos de generación en generación y que infunden a las comunidades y a los grupos un sentimiento de identidad y continuidad, contribuyendo así a promover el respeto a la diversidad cultural y la creatividad humana.”

Parte del proceso fue el reconocimiento de la llevada de la Virgen y su ciclo ritual, es decir, las visitas a los templos que le antecede, como patrimonio cultural inmaterial tanto de los ayuntamientos de Zapopan y Guadalajara, como del estado de Jalisco y de la república mexicana. Concluido el expediente de la candidatura, fue enviado a la Sección de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO por medio de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, en marzo de 2017, siendo el INAH la instancia mediadora. El comité de la UNESCO se reunió en noviembre de 2018 en Isla Mauricio, ahí la candidatura de la llevada de la Virgen fue puesta a votación final luego de analizado y revisado el expediente, siendo aprobada por unanimidad, lo cual llevó a su inmediata declaración como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

En el Inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de la República Mexicana figuraba ya la “Llevada de la Virgen de Zapopan” desde 2008, con esta descripción:

“La Romería, el ciclo ritual de «La Llevada» de la Virgen de Zapopan, es la manifestación cultural que presenta una mayor organización comunitaria ya que son cerca de 1’800,000 peregrinos los que acompañan a la imagen religiosa en un solo día. La celebración anual de La Romería del 12 de octubre en honor a la imagen de la Virgen de Zapopan, tradición que data de 1734, es uno de los símbolos de la unidad, continuidad e identidad cultural y social, reconocido por las comunidades de la región. Este día marca la fase culminante del ciclo ritual anual, popularmente conocido como “La Llevada de la Virgen”, que inicia en el mes de mayo y está conformado por actividades comunitarias y litúrgicas que tienen como singularidad el acompañamiento a la imagen por los diferentes espacios de visita (templos, cárceles, hospitales, mercados, fábricas y escuelas de la ZMG), y culmina con el recorrido de regreso a su Basílica, en Zapopan”.

En el año 2015 el gobierno del Estado de Jalisco integró a su inventario estatal del patrimonio cultural, todos los elementos que giran en torno a las tradiciones de la Virgen de Zapopan. En 2016, el Ayuntamiento de Zapopan hizo lo propio, y en 2017 el Ayuntamiento de Guadalajara también.

A partir de estos pasos previos, se procedió al proceso para obtener la declaratoria por parte de la UNESCO. Con este tipo de declaratorias, la UNESCO busca comprometer tanto a los gobiernos como a la sociedad en la salvaguarda de aquellas expresiones inmateriales valiosas que la humanidad ha generado por todo el planeta, y que corren además el riesgo de debilitarse o desfigurarse, perdiendo su esencia y su valor. En ocasiones se ha temido que en este esfuerzo las expresiones culturales pierdan espontaneidad y dinamismo, pero eso depende justamente de las acciones y actitudes de los mismos portadores de la tradición.

“La llevada de la Virgen” ha sido considerada en este proceso como un patrimonio cultural que incluye muchos otros patrimonios los cuales quedan así reconocidos, entre éstos pueden mencionarse las diversas maneras de adornar casas y calles cuando la imagen de la Virgen pasa, y que junto con los altares que se le preparan para recibirla forman parte del llamado “arte efímero”, también son patrimoniales las múltiples técnicas artesanales para la confección de los trajes de los danzantes y sus diversos instrumentos; los sones y pasos de cada estilo de danza forman en sí mismos otro patrimonio al igual que las tradiciones orales transmitidas de una a otra generación para dar sentido y explicación a esta manifestación, la música, alabanzas propias y canciones que se han compuesto a lo largo del tiempo, y desde luego, la continuidad, la convocatoria, la fuerza identitaria, la integración y participación de la comunidad en aras de un fin valioso, al igual que su carácter familiar y su capacidad para hacer convivir en un mismo espacio a niños, jóvenes, adultos y personas mayores, congregados de manera solidaria y espontánea, algo que ya casi no sucede en nuestra sociedad.

Este ciclo ritual expresa además una nueva forma de relación entre la sociedad y el medio físico, específicamente, el clima, el tiempo de lluvias, temidas antes y ahora integradas como fondo habitual de la visita anual de la Virgen, pero destaca desde luego su fuerte carácter identitario, toda vez que la imagen de la Virgen ha estado presente en todos los grandes acontecimientos que ha configurado la historia de nuestro estado desde los orígenes hasta el presente, ha fundado el carácter y la cultura a partir del siglo XVI, ha integrado las razas, ha enlazado el periodo virreinal con el independiente, ha sido emblema de las luchas sociales más genuinas, y jugó un papel de notable importancia en la reintegración y la reconciliación social, pasado el periodo de guerras desatado por la revolución mexicana.

Seguramente, desde el llamado inconsciente colectivo estudiado profundamente por Gustav Jung, todas estas experiencias transmitidas siglo tras siglo de una a otra generación, explican la permanente convocatoria de esta manifestación y la espléndida riqueza cultural que en ella se expresa.

Por otra parte es importante observar que la participación directa o indirecta en la llevada de la Virgen debe ofrecer a la comunidad un beneficio específico que va más allá del favor o del milagro, y que tiene que ver con la afirmación, el arraigo, la experiencia de la unidad social, la emoción sentida, la satisfacción psicológica de estar presentes, el propósito de conservar la propia cultura, la propia identidad, el gusto mismo por desarrollar un forma especial de asistir, como sería en una banda de guerra o de música, en un grupo de danzantes, de guardias o asociaciones, caminando incluso descalzos, satisfacción honda que pone olvido de los esfuerzos, las incomodidades, y los gastos que se deban hacer.

No obstante su fuerza y su permanencia, esta manifestación cultural religiosa enfrenta los desafíos de los tiempos actuales, la erosión del sentido religiosa en las nuevas sociedades, la indiferencia, el individualismo poco proclive a participar de las grandes concentraciones humanas, el desinterés de las nuevas generaciones por los procesos históricos lo cual produce desarraigo, el imperio de la globalización muchas veces mal entendida como una necesaria pérdida de identidad y de raíces, así como la agresión primitiva de quienes tienen otras creencias y no logran ni respetar ni convivir con quienes piensan de manera distinta.

Por lo pronto esta gran tradición tapatía es ya Patrimonio mundial de la humanidad, lo cual la sitúa más allá de nuestras percepciones localistas, invitándonos a revalorar esta singular manifestación que observadores de otras naciones han descubierto como un verdadero patrimonio cultural que todos debemos reconocer y cuidar.

armando.gon@univa.mx

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