Domingo 3 de diciembre de 2017. Final de novilleros en la Plaza de Toros Nuevo Progreso. Media entrada en los tendidos, considerando que la zona general no fue abierta al público para esta ocasión. La música se hizo presente: a las cuatro de la tarde con 10 minutos, la banda de música tocó “Guadalajara”, luego la “Marcha de Zacatecas” y durante el paseíllo se escuchó “Carmen”, de Bizet.La Final de novilleros fue disputada por el tapatío Arturo de Alba y el potosino Ricardo de Santiago, resultando triunfador este último. Además, para beneplácito del público se presentaron los forcados mexicanos, después de 24 años de ausencia en esta plaza, y tuvo participación el joven rejoneador Santiago Zendejas. Los novillos de la ganadería de La Antigua fueron en general bien presentados, aunque carentes de bravura, por lo que no acometieron como se hubiera deseado.Santiago Zendejas mostró sus dotes de rejoneo y se presentó con unos hermosos caballos. Destacó sólo con su segundo novillo al realizar tres quiebros de hechura pronunciada, y al poner un par de banderillas al violín que le valió la ovación. Mató con estocada contraria, y el juez le concedió una oreja bien merecida.Los forcados mexicanos hicieron la suerte de la pega al grito de ¡Listos, forcados! ¡Listos! En la primera, el cabo templó muy bien al novillo, que fue sometido por todos los forcados en orden impecable. Con el segundo novillo fallaron en el primer intento, pero posteriormente el cabo se pegó al novillo con valentía, recibiendo un fuerte golpe en la cara, logrando inmovilizarlo el equipo, lo que les valió los aplausos del público.Arturo de Alba estuvo voluntarioso y era notable su sed de triunfo. A su primer novillo, un cárdeno muy bonito, le plantó una tanda de derechazos que cerró con pase de pecho, pero el novillo se rajó. Luego de pincharlo, mató con bajonazo ante el silencio del público. Al salir el segundo de su lote, lo recibió con una larga cambiada, y después, a pesar de una vara bien puesta, el novillo iba con la cara suelta y levantada, lo que impidió hacer la faena como es debido. En esta profesión no se lucha solo: se requiere que el burel ayude, y ayer la suerte en el sorteo no ayudó al novillero.Ricardo de Santiago hizo su faena por nota. Si bien los novillos de su lote no acusaban bravura y se rajaban, embistieron mejor y tuvieron el recorrido necesario para que este novillero hiciera al primero una brega por chicuelinas, para luego dejarlo frente al caballo con una media de buena factura. Hizo un quite con mandiles rematando con revolera. Pidió las banderillas y puso un par engañando al novillo con un giro sobre su propio eje, recibiendo una ovación. Toreó con temple, y con paciencia fue sometiendo al novillo, pero falló con la espada. Dio la vuelta al ruedo a petición del público acomodando con suma elegancia el capote sobre la arena.El triunfo lo alcanzó con su segundo novillo, el sexto de la tarde, al que puso las banderillas mientras la banda tocaba “Silverio Pérez”. Le dio una tanda de derechazos hincado sobre la arena, poniendo al público de pie. Como el novillo era peligroso por el pitón izquierdo, le realizó dos tandas de derechazos rematadas con pase de pecho, recibiendo fuertes aplausos. Pudimos ver a un novillero que transmitió muy bien al público y luego de una buena estocada, aunque un poco caída, recibió una oreja y el trofeo muy merecido.
