Viernes, 29 de Marzo 2024
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El Salsipuedes de las mafias

Por: Jaime Barrera

El Salsipuedes de las mafias

El Salsipuedes de las mafias

La montaña se cansó de tanto abuso y simulación. De la sobreexplotación aguacatera y la tala clandestina que se requiere para ello o para la siembra de droga. Por eso aprovechó una de las primeras lluvias del temporal para escupir tanta pudrición que se fue acumulando en al menos la última década, pese a las múltiples voces que advertían del acelerado proceso de deforestación que ahí ocurría.

Pero las cosas están tan revueltas que en San Gabriel y en Apango no oyeron nunca ninguna lluvia el domingo y atribuyen a otras causas la avalancha de desechos que en la bajada y en toda su ira, no encontró resistencia alguna para su crecida y para su velocidad en aquellas laderas desmontadas y erosionadas. Por eso el desborde del Río Salsipuedes vino de inmediato e irrumpió violentamente sin que nadie lo sospechara en las tranquilas calles dominicales del municipio rulfiano de San Gabriel, en el Sur de Jalisco.

El vómito de troncos trozados envueltos en espesos lodos arrastró todo lo que encontró a su paso, dejando muerte y destrucción, que tuvieron que pagar inocentes por el desastre natural provocado por la trama de corrupción de mafias, voraces agricultores, autoridades federales, estatales y municipales, y sus corporaciones policiales cómplices, por decisión u omisión.

No se puede explicar de otra forma que en esa región, que conforma también Zapotlán El Grande, Zapotiltic, Tuxcacuesco y Zapotitlán de Vadillo, se hayan documentado decenas de denuncias por los irregulares cambios en el uso de suelo para plantar aguacate. Nada pasó, por ejemplo, cuando la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detectó cientos de hectáreas cuyo suelo fue cambiado de forma ilegal para producir ese fruto. Se habla de que los malos aguacateros son los que talan clandestinamente los pinos, para luego cortarlos y enterrarlos. De ahí que miles de pedazos de troncos hayan invadido las calles de la comunidad de Apango y de la cabecera municipal de San Gabriel. También aseguran que aguacateros legales e ilegales cavan grandes ollas para almacenar agua, que sacan de pozos clandestinos con bombas que trabajan las 24 horas, de donde se filtra y se desborda el líquido constantemente. De ahí que en Apango aseguren que el domingo nunca llovió y que los torrentes pudieron venir de alguna represa ilegal que tronó.

En el discurso de Jalisco como el Gigante Agropecuario del país siempre el tema del alza récord en la producción de aguacate fue más un orgullo que una preocupación, por lo que la revisión de lo ocurrido con estos cultivos en el sexenio pasado es obligado, y lo que ha ocurrido en la actual administración estatal, ya que a decir de Juan Manuel Guzmán, presidente del Patronato del Nevado de Colima, este año esta crisis y descontrol se agravó.

Si se quiere desactivar esta trama, los gobiernos deberán combatir también al cártel que domina la zona y tiene sus sembradíos de droga, y que controla a los cortadores del aguacate para saber con exactitud cuantas cajas hay que cobrar como cuota. Ahí los primeros en denunciar deben ser los buenos aguacateros que consideran injusto que se les culpe del deslave y la inundación en San Gabriel. Aunque por el momento, las mafias se mofan con un “salsipuedes” como el nombre del río que ya se conoce en todo México y más allá. 

jbarrera4r@gmail.com

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