Viernes, 29 de Marzo 2024
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Don Gabriel

Por: Enrique Ibarra Pedroza

Don Gabriel

Don Gabriel

En agosto de 2016, durante un sencillo pero sentido reconocimiento que el Gobierno de Guadalajara dio a Don Gabriel Covarrubias Ibarra por su trabajo a favor de la ciudad, el homenajeado, quien entonces mostraba ya alguna dificultad para caminar y confesaba que su audición no era la mejor (aunque seguía tan lúcido como siempre), dijo algo que resumía perfectamente su personalidad y que permite explicar su legado:

“La vida ha sido generosa conmigo. De joven, alguien me dio un consejo: sé siempre igual. Y siempre seguí el ejemplo juarista. La política es cuestión de resistencia. En la vida se gana y se pierde. No siempre se gana, pero siempre hay que resistir. Ni en mis sueños lejanos soñé, ni aspiré a ser parte de la administración pública. Las cosas me llegaron por esas cosas tan extrañas que tiene la vida”.

Conocí a Don Gabriel en 1979. Me presentó con él uno de sus amigos más entrañables y socio en diversas empresas y negocios, Eduardo Aviña Batiz, de quien a la sazón era yo candidato a diputado suplente, y quien promovió mis primeras candidaturas. Desde entonces, la cercanía con Don Gabriel me permitió ser beneficiario de una amistad pródiga –de su parte- en afectos, enseñanza y solidaridad invariable. Cuatro años después, Don Gabriel, sin dejar nunca la atención de sus negocios, transitó al quehacer público  por invitación del gobernador Enrique Álvarez del Castillo como tesorero del Estado.

Con la misma sencillez con la que hablaba y actuaba, Don Gabriel se ganó el reconocimiento tanto de los ciudadanos como de la clase política, no importando su color. 

Con la misma sencillez con la que hablaba y actuaba, Don Gabriel se ganó el reconocimiento tanto de los ciudadanos como de la clase política, no importando su color, su ideología o militancia partidista, algo que pocos personajes pueden presumir. Su personalidad, su ejemplo de honestidad y su estilo de vida austero marcaron también su forma de trabajo en el servicio público.

Creo que hay gente a la que esta ciudad no le ha reconocido lo suficiente lo que hizo por ella. Don Gabriel es uno de ellos. Ser humano ejemplar, maestro de generaciones de servidores públicos y de políticos, senador, diputado, ex presidente municipal y un administrador eficiente, Covarrubias Ibarra aplicó con naturalidad la máxima de que el bien general siempre debe estar por encima de cualquier otro interés cuando se trabaja en el sector público, y que uno no está más que obligado a hacer lo que le toca con responsabilidad, sin esperar nada a cambio.

Con una memoria extraordinaria, durante aquel homenaje realizado en la Sala Ex Presidentes de Palacio Municipal, sentado junto a un retrato suyo, Don Gabriel recordó con mucho orgullo algunos de sus logros al frente del municipio de 1989 a 1992: la construcción de cinco mercados, dos unidades deportivas, la creación del Museo de la Ciudad, la rehabilitación del Parque Agua Azul, y el estacionamiento de la Plaza Expiatorio, que ya forman parte del patrimonio de la ciudad y de los tapatíos. También recordó otro de sus grandes logros: haber dejado un municipio sin deudas.

Sin lugar a dudas, fue un ejemplo a seguir como servidor público, político, pero sobre todo como ser humano. Aprovecho estas líneas para mandar un saludo y un abrazo afectuoso a Angélica, su esposa; a su hijo Gabriel y a sus hijas Paz Angélica, Lorena y Patricia. Descanse en paz, Don Gabriel.

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