Cuenta la leyenda que, en las épocas de los feroces liderazgos del Partido Comunista Soviético, cuando Leonid Brézhnev vio cerca la muerte llamó a su sucesor Yuri Andrópov y le entregó dos cartas con la instrucción de abrirlas sólo en caso de crisis y hacerlo en el orden asignado. Cuando vino la primera crisis de gobierno, Andrópov se acordó de las famosas cartas. Corrió a la caja fuerte donde las guardaba y sacó la primera. La abrió y leyó: “Cuando todo falle, échame la culpa de todo”. Así lo hizo y los resultados fueron inmediatos: subió su popularidad, se afianzó en el poder y tuvo la excusa perfecta para terminar con los enemigos. Años después vino una segunda crisis, mayor incluso que la primera y el líder soviético recordó la existencia de la segunda carta. Seguro de que ahí encontraría la respuesta política a la situación fue a la caja fuerte, abrió la carta y leyó la instrucción: “Escribe dos cartas”.La leyenda no por falsa es menos ilustrativa y tengo la sospecha de que en Casa Jalisco sucede algo similar, que cada gobernador entrega a su sucesor dos cartas con las instrucciones para manejar las crisis de seguridad pública. La primera, al igual que la de Brézhnev, dice “Cuando todo falle, échame la culpa de todo”. La segunda, no tengo duda, dice “Organiza unas volantas y saca a pasear a las patrullas”.Como cada sexenio, los tres niveles de Gobierno anunciaron como gran estrategia de seguridad que la ciudad será patrullada por volantas de la Guardia Nacional, Policía Estatal y policías municipales. No hay evidencia alguna de que en otras ocasiones esta misma “estrategia” haya funcionado, que patrullar en bola funcione mejor que hacerlo cada uno por su cuenta, que los índices de seguridad hayan mejorado ni que las bandas delincuenciales sean menos.Las volantas no van a terminar con las bandas que roban y revenden autopartes, principalmente computadoras, en la 5 de febrero; ni con la compra-venta de armas y celulares robados en San Juan de Dios; ni con el tráfico de medicinas ilegales en El Santuario. Menos aún acabarán con las escoltas ilegales que se agarran a balazos en las calles del poniente de la ciudad; ni con los sicarios que matan por encargo; ni con la desaparición de cientos de jóvenes sea por leva del crimen organizado o por tráfico de personas. En el mejor de los casos servirán para que las corporaciones de seguridad, que tanta desconfianza se tienen los unos a los otros, se vigilen entre ellos. Ah, y por supuesto para que en la próxima reunión de seguridad los altos mandos informen que se están coordinando como nunca, pues ya lo han dicho hasta el cansancio, la estrategia, la única estrategia del Gobierno federal y estatal, es coordinarse mejor.