Miércoles, 24 de Abril 2024

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Balacera dominical; dudas bajo fuego

Por: Diego Petersen

Balacera dominical; dudas bajo fuego

Balacera dominical; dudas bajo fuego

La balacera entre sicarios, guaruras y miembros del Ejército en pleno centro comercial de la zona de Puerta de Hierro el domingo pasado dejó al descubierto lo endeble de las políticas de seguridad pública en el Estado y el país. Todo está muy bien hasta que alguien decide que deje de estarlo. La pregunta es por qué ese alguien tiene la certeza de que puede hacer lo que sea, donde sea y a la hora que sea. Tanto el Presidente como el gobernador han intentado explicar lo sucedido y alabado el papel de la patrulla del Ejército que pasaba por ahí. Sin embargo, quedan muchas dudas. Trato de sistematizar.

El atacado. La persona que, nos dicen las autoridades, era el objetivo del ataque tiene nombre propio. Lo omito por razones de su privacidad, pero quedan muchas dudas y contradicciones. Mientras que en la primera versión se informó que se trata de una persona propietaria de negocios de seguridad en la Ciudad de México (CDMX), el Gobierno del Estado lo identificó como empresario tequilero y el Presidente dijo que se dedicaba a la compra-venta de automóviles. Lo más delicado es por qué el señor traía un auto de escoltas falsificado, con placas especiales de la CDMX no registradas en la base de datos oficial. Sobre el atacado hay mucho por explicar.

Los atacantes. Sobre los atacantes las autoridades estatales nos dicen que son del cártel de Sinaloa o el Nueva Plaza. El Presidente dice no saber, pero cuando le preguntan que si fue el cártel Jalisco Nueva Generación contesta “sí ese, ese”. Las autoridades estatales señalan como prueba que los malandros traían chalecos rotulados. Suena un poco idiota ir a ejecutar un delito con este tipo con uniforme, pero vamos a pensar que el nivel de descaro ha llegado ya a ese nivel. La pregunta es por qué la autoridades saben tanto y hacen tan poco o si realmente no saben nada.

Los militares. La patrulla de militares pasaba por ahí. El alcalde, el gobernador y el Presidente dicen que son parte de los esquemas coordinados de seguridad. Sólo una duda. ¿No era ese el papel de la Guardia Nacional o ya de plano fuera máscaras?

El delito. Aunque técnicamente el delito es el mismo, privación ilegal de la libertad, no es lo mismo que nos digan que se trató de un intento de secuestro o un levantón, como le llaman en el crimen organizado a llevarse por la fuerza a alguien con el que tienen cuentas pendientes. Aunque ambas cosas son absolutamente reprobables y no deberían de suceder, si se trató de un intento de secuestro las implicaciones son mayores, pues se trata de un ataque a la sociedad e implicaría que los grupos del crimen organizado, tradicionalmente dedicados al tráfico de drogas, han decidido participar en un delito de alto impacto social.

Las cámaras. Al igual que la tarde de los narcobloqueos, o el ataque en Los Otates en esa misma zona, la pregunta es ¿qué pasa con el famoso C5, el sistema de videovigilancia que nunca funciona cuando tiene que funcionar?

Diego Petersen Farah

diego.petersen@informador.com.mx

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