Cuando se acerca el final de las campañas (¡por fin!) entramos en un periodo que sin lugar a dudas será fascinante. Y vale la pena seguirlo como espectadores. Entramos en algo así como “los tiempos de las desesperaciones”.Cuando las distintas encuestas marcan tendencias francas de quién va a ganar la elección, tanto a nivel nacional como las gubernaturas, aquellos candidatos que no se ven favorecidos por los números empiezan a desesperar y buscan formas para acercarse el puntero.Se ve muy complicado. Los “cuartos de guerra” de los candidatos tiemblan ante las ideas innovadoras y audaces para crecer un poco.Pero ya la creatividad no alcanza. La estrategia es entonces tratar de restar puntos al líder, y no hay de otra que los ataques.Ataques desesperados que conforme se acerque el fatídico 1 de julio, irán subiendo de tono. Veremos de todo; descalificaciones muchas veces absurdas, y sobre todo acusaciones y señalamientos de actos de corrupción y de irregularidades.Todo muy a la ligera, pero con enorme estridencia.No harán mella esos ataques en los punteros porque si bien todos, absolutamente todos, tienen por ahí pecados y malos pasos, la fe de sus electores los salva y los convierte casi casi en santos.Difícilmente perderán esa ventaja, esto mientras aumenta la desesperación de sus oponentes.Pero a la par de esa desesperación de los candidatos rezagados, y mientras se observa la tendencia en las encuestas, empieza la “otra desesperación”, la de la gran burocracia, sobre todo mandos altos e intermedios, que hasta ahora había sobrevivido del presupuesto ocupando, y aferrándose a distintos puestos en diferentes administraciones.Ellos están perfectamente conscientes que sea cual sea el resultado el 1 de julio, la mayoría de quienes ganen la elección provienen de partidos y fuerzas emergentes, lo que significará un enorme cambio de personas en la gran mayoría de los puestos públicos.Llegarán los nuevos colaboradores del ganador, es cierto, pero una buena cantidad de puestos se ocuparán con compromisos, amigos, parientes, compadres y conocidos, y eso significa llevar a las filas del desempleo a miles de burócratas.Se ve muy complicado que todos los que se van puedan saltar, “chapulinear” pues, a las filas de los nuevos gobiernos.Además todos esos burócratas traerán el estigma de haber trabajado para gobiernos de los grandes corruptos, por mucho que varios de sus jefes ya hayan saltado hace semanas, y hayan traicionado los ideales de su partido cambiando oportuna y hábilmente.En la mezcla de ambas desesperaciones vamos a ver de todo.Y valdrá la pena estar al pendiente.(platapi.en.i@hotmail.com)
