En México desapareces hasta cuatro veces. Recientemente ocurrió en Jalisco, “el Estado con más desaparecidos en el país” -la frase se ha vaciado de sentido a fuerza de repetirla-. Concretamente en Lagos de Moreno. Desapareces cuando una célula criminal te arrebata la libertad. Muchas veces solapada por una autoridad, generalmente un policía municipal. El año pasado detuvieron por desaparición forzada a 14 policías, según datos de transparencia que me entregó la Fiscalía estatal: ocho en Guadalajara, tres en Tonalá, dos en Tlaquepaque y uno en Juanacatlán. Este año, hace tres semanas, arrestaron a cuatro agentes de Ciudad Guzmán por el mismo delito. Desapareces cuando el Gobierno de Jalisco deja de reportar cifras de desaparecidos al Gobierno federal y depura el padrón de casos bajo criterios arbitrarios y opacos. Miles de casos se diluyen en el escritorio de algún burócrata al que sólo le preocupa cuadrar las cifras para el próximo informe de Gobierno. Desapareces cuando las más de 14 mil personas sin localizar -dimensiona que un mes antes de iniciar este Gobierno eran poco menos de ocho mil-, una vez convertidos en una cifra, se convierten en un expediente muerto. Un solo Ministerio Público atiende hasta 800 carpetas de investigación y la rotación, sobrecarga de trabajo, falta de equipo, capacitación, tecnología y recursos humanos, sepultan cualquier esperanza de que algún día aparezcas. Desapareces por cuarta ocasión cuando tu caso se vuelve un fenómeno mediático -casi un espectáculo- y aparece en todos los noticieros, todos los periódicos, todas las plataformas de comunicación como una tragedia en tiempo real que genera clics, audiencia e interacción. Durante unos días, periodistas del centro del país voltean a un pequeño poblado como Lagos de Moreno. No se habla de otra cosa. Hasta que algo más atrapa la atención del público y todos volteamos a lo que sigue: el conflicto político del momento, la sucesión presidencial, el escándalo viral del día. Y de esta manera desapareces cuatro veces: a manos de la violencia criminal, entre las ambiciones político-electorales del régimen que intenta maquillar el problema, la incapacidad institucional para impartir justicia y la normalización de una sociedad atrapada en el frenesí mediático. En tanto ayer cientos de hombres y mujeres, niños y niñas, ocuparon la Glorieta de las y los Desaparecidos en Guadalajara, el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, para que aparezcan sus seres queridos y para que un día no seamos tú o yo los que estemos del otro lado. jonathan.lomeli@informador.com.mx