Nuestro país ronda la fatídica cifra de un millón de muertes a causa de la pandemia por COVID-19, y es altamente reprochable que frente a lo que se considera la cuarta ola de contagios y la aparición de nuevas cepas, el actual régimen continúe actuando como si no hubiese aprendido nada de lo que ha sido una atroz peste que se ha prolongado por casi dos años y que en el caso particular de nuestro país ha derivado en muerte, tristeza, secuelas, desolación, ruina y más pobreza. Tan solo hemos transitado de los escudos protectores del “Detente” que presumió el presidente Andrés Manuel López Obrador, a los remedios de nuestros abuelos que todo querían solucionar con el Vaporub y que ahora aconseja el inepto secretario de Salud federal, Jorge Alcocer, como el gran antídoto para contrarrestar las afecciones del coronavirus en niños.300 mil muertes reporta la Secretaría de Salud de manera oficial, aunque es de todos conocido que la realidad es al menos tres veces mayor, y nos acerca más a los 900 mil decesos de mexicanos que no lograron combatir al mortal virus. Y si bien se ha dicho de forma reiterada que cada organismo es diferente y por ello las reacciones no son las mismas de un cuerpo a otro, no se puede ser contemplativo con el accionar del Gobierno federal y quitarle responsabilidad en un contexto en el que la incapacidad, la ineptitud, la ignorancia, las equivocaciones, la torpeza, la arrogancia, y el valemadrismo han predominado en la toma de decisiones por parte del subsecretario Hugo López-Gatell, el secretario Alcocer y el propio López Obrador.Baste recordar que cuando se conocían los primeros casos del coronavirus en México, a finales de febrero de 2020, el presidente exhortaba a la gente a abrazarse porque “no pasa nada”, decía.Días después presumía en la conferencia Mañanera sus escudos protectores del “Detente” y repetía “Detente enemigo que el corazón de Jesús esta conmigo”.Afirmaba también que no usaba el cubrebocas porque “no me lo recomienda Hugo”.En alguna ocasión aseguró que “estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”.Sin olvidar que apenas el mes pasado, mientras Europa anunciaban medidas de restricción por la llegada de la nueva variante Ómicron, el mandatario mexicano pedía a las familias se reuniesen durante las fiestas navideñas, se congratulaba de que el centro de la capital del país estuviese “lleno, lleno, lleno” desde el 12 de diciembre, y conminaba a celebrar con familiares y amigos, “para atemperar la tristeza y nostalgia” asociadas a la temporada.En tanto, en la Ciudad de México, que hoy ostenta el primer lugar en contagios en todo el país, la jefa de gobierno que sueña con ser presidenta, Claudia Sheinbaum, secundaba a su mentor anunciando que no se aplicarían restricciones a las fiestas públicas e invitaba a la verbena navideña del Zócalo capitalino, “porque ni las hospitalizaciones, ni las defunciones, no hay ningún indicador que nos alerte”, decía.El tema es que en el marco de cientos de miles de muertes, de una cuarta ola, de nuevas cepas aún más contagiosas, Andrés Manuel y el séquito de ineptos con que cuenta en el área de la Salud -por lo menos en lo que se refiere a las cabezas visibles-, se empeñan en lucir como auténticos incompetentes y están a punto de repetir las malas decisiones que al día de hoy exhiben a México como el país con la mayor tasa de letalidad en el mundo, de acuerdo con el más reciente informe de la Universidad Johns Hopkins.AMLO ha negado la cuarta ola pese a que los contagios ya superan los 25 mil por día y van en ascenso lo mismo que el número de muertes cada 24 horas.Así que una vez más, no hay estrategia, no hay restricciones en aeropuertos ni en eventos públicos. Se instruyen clases presenciales en escuelas y se sataniza a universidades por mantener el sistema híbrido. Además, se niega la inmunización para niños a pesar que la variante ómicron afecta particularmente a los más pequeños. Y ni hablar de planeación de protocolos, porque no se aprendió nada. Solo transitamos del Detente al Vaporub.