Jueves, 25 de Abril 2024

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Daños colaterales

Por: Laura Castro Golarte

Daños colaterales

Daños colaterales

Desde 1988 están planeadas ocho rutas de Tren Ligero para Guadalajara. Tengo grabado en la mente el mapa de la zona metropolitana atravesado por las ocho líneas: parecía una estrella. Lo vi en la oficina del entonces director de Planeación del Estado, Esteban Wario (qepd).
La Línea 1 estaba en construcción y las perspectivas a futuro eran alentadoras porque con esa visión desde entonces, la planeación permitía imaginar que la ciudad tendría un transporte masivo de primer nivel, justo para sus necesidades y acorde a las proyecciones de crecimiento.

Quedó en imaginación. La construcción de la Línea 2 (1992-1994) fue cara y problemática, además de que, luego de las explosiones del 22 de Abril, hubo hipótesis que apuntaban a que el sifón que se introdujo en la Calzada para salvar el colector había influido en la acumulación del combustible en el drenaje.

No se volvió a hablar de Tren Ligero en Guadalajara con posibilidades reales de continuar con aquella planeación de fines de los ochenta, hasta esta administración a punto de fenecer; y ahí está, a la vista de todos en el área conurbada, la construcción de la Línea 3. Todo indica que no será posible inaugurarla antes de la primera semana de diciembre, pero estará y bueno, después de 30 años, habrá un incremento notable en la oferta de transporte masivo para los habitantes de esta metrópoli.

Muy bien, perfecto, ya era hora, se habían tardado… Será sin duda una obra que vendrá a cubrir el rezago en la materia y es muy probable que esto sí inhiba el uso del automóvil, sin embargo, quiero apuntar varios asuntos con el sueño de que las próximas líneas de Tren Ligero (quiero creer que en esta vida me tocará ver y usar por lo menos tres líneas más) se planeen mejor en cuestión de tiempos y daños colaterales. Es infraestructura muy necesaria, para Guadalajara era urgente, pero se descuidaron aspectos asociados que han causado problemas graves, algunos irremediables: inundaciones, inseguridad, afectación económica y deterioro de pavimentos y otros elementos de la infraestructura urbana y vial. Todo eso.

Esta semana, por las obras del Tren Ligero, en el entendido de que han presionado las vialidades y rutas alternas; y de que tiene espacios y recovecos propicios para la delincuencia, murieron dos jóvenes estudiantes del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de La Normal (hay otro en Belenes, problemático también por el nodo que ahí se construye). Una de ellas murió atropellada y la otra fue francamente agredida y asesinada.

Las manifestaciones de la comunidad estudiantil arrancaron una promesa del gobernador para tomar cartas en el asunto en un plazo no mayor de 15 días. Está bien, pero dos chicas murieron y sí tiene que ver con las obras del Tren Ligero como el incremento en las inundaciones. Se publicó en El Informador, en junio, un trabajo especial sobre los puntos de inundación, su crecimiento y el reconocimiento del SIAPA de que se debe “al proceso de urbanización que afecta la capacidad de infiltración y modifica el coeficiente de escorrentías de agua pluvial en los territorios”. Este año ha habido más desastres por las lluvias que en otros y hay relación.

Están las pérdidas y cierres de negocios aledaños a las obras y es muy probable que muchos de ellos se organizaran y programaran para determinado tiempo, pero si hay retrasos en las obras los problemas se agudizan. Nada más en la parte de Av. Revolución, las afectaciones económicas alcanzan a unos 600 comerciantes, son muchos, y tienen empleados y generan dinamismo en la zona donde están. De ahí la importancia de que se cumpla con la programación y la presupuestación de estas obras.

Y luego está el pavimento de vialidades alternas. De principio a fin esas calles y avenidas están destrozadas, por las obras y por las lluvias, algunas son verdaderamente intransitables. Claro que eso eleva costos y genera pérdidas y accidentes. La zona de la Central de Autobuses (ya no se le dice nueva, creo), parece un campo minado. Tendrían que realizarse, por lo menos, obras de bacheo y los dueños de líneas de autobuses aportar para que eso mejore, es impresionante cómo está y la señalética, además de todo, es deficiente y errónea.

En fin. Ojalá que la Línea 4 y las obras en la ciudad en general tengan una mejor planeación para que cuesten lo que se proyecta inicialmente, para que se terminen a tiempo y para que no causen los daños colaterales que ahora todos sufrimos. Por favor.

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