Muchas historias y anécdotas se han recordado del polémico, pero también admirado empresario Jorge Vergara Madrigal, desde que falleció el viernes pasado en Nueva York, alejado de los reflectores que tanto le gustaba atraer, por una enfermedad que lo aquejó sus últimos años.Con una inigualable audacia para hacer negocios, Vergara pasó de vender automóviles, tiempos compartidos y carnitas de cerdo a convertir a su empresa Omnilife en la líder de la venta de suplementos alimenticios primero en México y luego en distintos países de América, Asia y Europa.Con la empresa Omnilife, Vergara consiguió el éxito económico que siempre persiguió, pero no la popularidad que también buscaba. Por eso pensó lo que ningún otro había imaginado: comprar al equipo de futbol de mayor tradición y popularidad en México, por ser el único donde juegan puros futbolistas mexicanos: las Chivas del Guadalajara.Recuerdo que en 1993 citó a una elegante rueda de prensa en lo alto del restaurante Jacarandas, a la que sólo acudí yo como reportero. Su propósito era difundir el éxito que tenía su negocio multinivel, y que varios de sus vendedores, presentes en la cita, platicaran de sus elevadas ganancias y de los viajes que hacían a distintas partes del mundo como estímulo de la empresa a sus mejores empleados.Desencajado por el desaire, con las mesas vacías, pidió a sus empleados narrar al único reportero que había respondido a la invitación lo bien que les iba vendiendo los productos Omnilife.Su éxito económico era más que evidente, pero también quería ser reconocido y poderoso.Fue en ese momento que pensó que su mejor instrumento para alcanzar notoriedad serían las Chivas y fue por ellas, en un largo y engorroso proceso de compra de acciones a los socios del entonces Club Guadalajara, que los dividió de por vida y que culminó en el año de 2002.Con Chivas, Vergara se convirtió en uno de los directivos más populares del futbol mexicano, que trascendió fronteras al comprar también al equipo Saprissa de Costa Rica, y al fundar Chivas USA.Pero no sólo eso, Vergara se propuso y logró ponerle casa nueva a las Chivas para que ya no jugarán más en el Estadio Jalisco.Fue sin duda uno de sus momentos de mayor gloria cuando ya siendo propietario de los rojiblancos, además de la conquista de los dos campeonatos, inauguró su estadio en la zona de El Bajío el 30 de julio de 2010, así como la venta de Javier “El Chicharito” Hernández en 9.5 millones de dólares al equipo inglés Manchester United, que vino por primera vez a México a inaugurar el entonces llamado Estadio Omnilife, que quedará ahí como uno de sus legados y prueba del talento empresarial que siempre le caracterizó.jbarrera4r@gmail.com
