Viernes, 26 de Julio 2024

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Con sabor a Polonia

Por: Jaime García Elías

Con sabor a Polonia

Con sabor a Polonia

Polonia fue el común denominador tanto del programa como del elenco del sexto (y penúltimo) concierto de la Tercera (y última) Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado.

De entrada, el programa incluyó el estreno en Guadalajara -aunque no lo consignara así el programa de mano- del poema sinfónico “La Estepa”, del compositor polaco Zygmunt Noskowski (1846-1909), inspirado en “A Sangre y Fuego”, la novela en que Henryk Sienkiewicz describe tanto el paisaje como las batallas entre polacos y cosacos ucranianos a principios del Siglo XVII. La partitura, brillante y agradable, teñida de melodías populares, incluye asimismo una polonesa y una intensa coda final con las que Bartosz Zurakowski, director huésped polaco de amplísimo cartel internacional, propició el lucimiento del ensamble.

Víctor Mendoza, clarinetista venezolano, co-principal de su instrumento en la OFJ desde hace cuatro años, fungió como solista en el muy conocido Concierto para Clarinete y Orquesta No. 2 de Carl María von Weber, del que Ernst y Daniel Ottensamer y Sabine Meyer han dejado versiones de referencia.

El público, que inicialmente había ocupado poco más de media sala, se incrementó notablemente después de la obra inicial del programa, y aplaudió tanto entre los movimientos como al final del concierto. El solista alcanzó con creces la nota aprobatoria, por la agilidad y el fiato de que hizo gala en los movimientos rápidos -primero y tercero- y por la delicadeza con que interpretó los diálogos íntimos del clarinete con las cuerdas en el segundo movimiento.

Si Bartosz Zurakowski había estado excelente al frente del ensamble en las dos primeras obras del programa, su desempeño alcanzó el grado de magistral en la Tercera Sinfonía (“Polaca”) de Tchaikowsky. Infravalorada con respecta a sus hermanas, las sinfonías cuarta, quinta y sexta del mismo autor, aunque bella y seductora pese a no ofrecer melodías “especialmente felices” -según el propio Tchaikowsky-, la versión de Zurakowski -quien acusa la influencia de Neeme Jarvi, su maestro, y ocasionalmente se aproxima a Yuri Simonov por su vena coreográfica-, también desató ovaciones espontáneas de la concurrencia entre los cinco movimientos de que consta, a pesar de que un centenar de personas abandonaron la sala antes del final de la velada.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a las 12:30 horas, en la misma sala.

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