La Casa Blanca auspició ayer una mesa redonda más entre representantes de ambos partidos y en esta ocasión la discusión se centralizó en la inmigración ilegal y las posturas de los estados de manera individual. Donald Trump aparentemente no descansará hasta cumplir las promesas que hizo a su base electoral durante su campaña por la presidencia. Si consideramos lo prometido, creo que el marcador es claro y Donald necesita equilibrarse de manera expedita si pretende emocionar al electorado durante las elecciones próximas y retener la mayoría roja en el gobierno.Durante la reunión del día de ayer el presidente atacó a los representantes demócratas llamándolos protectores de criminales y no de aquellos ciudadanos que respetan la ley. El presidente retomó la crítica narrativa a gobernadores o alcaldes que mantienen en sus jurisdicciones las llamadas ciudades santuario.Esta herramienta y estrategia política está diseñada para proteger al inmigrante de acosos por parte de la policía y garantiza al acusado representación legal en caso de enfrentar algún problema. El formato funciona y las estadísticas lo demuestran, la tasa de criminalidad en estas comunidades está en declive, pero en la realidad los hechos no son suficientes para tomar decisiones que tengan sentido común.Las ciudades santuario pueden tener diferentes leyes con diversos recursos que protección: Boston en Massachusetts decretó una orden que prohíbe a la Policía a cuestionar a cualquier individuo por tan sólo su condición migratoria, mientras que el ayuntamiento de Chicago aprobó una medida que garantiza a todos los ciudadanos sin importar su situación migratoria, acceso a los servicios públicos.Cualquier nación soberana tiene el derecho de proteger sus fronteras de la manera que consideren necesarias, esa no es la discusión ni está sujeto a polémica. Son las estrategias infantiles que se proponen dentro de la actual administración lo que polariza al país. Con el inminente fracaso de la construcción de un muro fronterizo pagado por el Gobierno mexicano me preocupa que el presidente haga uso de su poder y concentre su fuerza política en perseguir y aterrorizar a los inmigrantes que residen en los Estados Unidos.
