Hace tiempo que las clases bajas de Chile resisten y protestan contra las políticas privatizadoras y de despojo que los explotan y saquean, pero la oleada reciente comenzó hace una semana por la decisión del gobierno de aumentar el precio del Metro de Santiago en 30 pesos chilenos para quedar en 830 pesos (aproximadamente 1.2 dólares).De inmediato hubo protestas, especialmente entre estudiantes que realizaron “evasiones masivas”, es decir, saltar los torniquetes de las estaciones del Metro. Las “evasiones masivas” de los estudiantes fueron apoyadas por la mayoría de usuarios.En lugar de escuchar los reclamos de sus compatriotas, el presidente Sebastián Piñera decidió reprimir con dureza a la población y a partir del pasado viernes decretó el “estado de emergencia” (de excepción de libertades) y el toque de queda a partir de las 20 horas en la capital Santiago y en prácticamente todas las regiones chilenas. Es la primera vez, desde que se considera que regresó la “democracia” a Chile en 1990, que los gobernantes en turno sacan a los militares a las calles. Y ya sabemos lo que son los militares chilenos: uno de los cuerpos de seguridad más represivos y sanguinarios.Hasta ayer martes, oficialmente se reconocían 15 muertos por la represión oficial, más de 220 heridos y cinco mil 400 detenidos. Pero medios independientes contabilizaban al menos 42 muertos, además de 121 desaparecidos y 12 mujeres violadas por las fuerzas de seguridad.A pesar de los llamados al “diálogo” por parte del gobierno y de que incluso dio marcha atrás al aumento a la tarifa del transporte público, las protestas no solo no cesan sino que van en aumento. ¿Por qué?Como dice un lema ahora popular entre los manifestantes: “no son 30 pesos (el aumento al metro), sino 30 años”. Se refieren a 30 años de gobiernos de distintos partidos (socialistas, conservadores, pinochetistas) que crearon una sociedad polarizada y desigual, como pocas en América Latina. Chile está lejos de ser un paraíso de democracia y crecimiento económico como apenas unos días atrás pregonaba Piñera.Y toda la desigualdad social se remonta al golpe de Estado que Augusto Pinochet orquestó el 11 de septiembre de 1973 en contra del presidente socialista Salvador Allende, con el apoyo de Estados Unidos.A partir del golpe de Estado de 1973, se empezó a aplicar en Chile el experimento de las políticas neoliberales. Gracias a la dictadura, la militarización y la represión, la sociedad chilena fue radicalmente reconfigurada. De ser uno de los países con más tradición de democracia liberal y estado de bienestar social, ocurrió un traslado de bienes públicos y comunes a manos privadas mediante una agresiva política de privatización. Privatizaron la salud, la educación, los minerales, el transporte y hasta el mar. En efecto, 90 por ciento de cuatro mil 200 kilómetros del litoral están concentrados en apenas nueve grandes empresas.Esa extrema privatización de los bienes comunes y públicos de los chilenos crearon una sociedad donde 1 por ciento de la población concentra 80% de la riqueza, como explicó el maestro Isaac Gajardo en Radio Universidad el lunes pasado.A 30 años de políticas neoliberales se sumaron casos de corrupción en el ejército y la clase política, y condonaciones fiscales a grandes empresas. La sociedad chilena se hartó de esta situación y por eso está en la calle. Ya no se conforma sólo con regresar la tarifa del metro al precio que estaba. Quieren la sociedad para ellos y no para una minoría, quieren que les regresen los bienes que fueron privatizados, quieren otra Constitución distinta a la que dejó la dictadura y quieren que Piñera se vaya del poder y un nuevo poder constituyente. Los chilenos se alzaron contra el orden neoliberal.
