El Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sigue enrachado y las presiones desde la Secretaría de Gobernación a sus opositores de largas y cuestionables trayectorias siguen dando resultados y sacando las reformas constitucionales que se proponen sin ganar los debates, ni definir alternativas de solución para las grandes asignaturas pendientes del país, como es la grave crisis de inseguridad y violencia.Hace un mes rompió la coalición opositora PAN-PRI-PRD que en su momento le ganó a Morena la mitad de la Ciudad de México en las pasadas elecciones y que no dejó pasar en el pasado periodo ordinario de sesiones, la reforma a la Ley de Energía Eléctrica.El martes pasado logró doblar al bloque de contención en el Senado formado por la bancada del PRI, PRD Movimiento Ciudadano y legisladores independientes, y hacerse de los votos necesarios para que se aprobara la iniciativa que prolonga hasta el 2028 la presencia de soldados y marinos en tareas de seguridad pública, que en teoría corresponden a policías civiles federales, estatales y municipales.La fractura del bloque de contención tuvo su origen en el también rompimiento de la Alianza va por México, por la inconformidad de las dirigencias del PAN y del PRD, ante el respaldo que expresó el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, a la iniciativa de su diputada, Yolanda de la Torre, quien fue la primera en hacer esta propuesta de ampliar hasta el 2028 la presencia militar en labores de seguridad.A las y los senadores del PRI y del PRD que el martes votaron por esta iniciativa, pese a que otros de sus compañeros de partido se mantuvieron en su postura de no aprobar esta propuesta que se regresó a comisiones hace dos semanas por la falta de los votos para su aprobación y se le hicieron cambios mínimo, los presionaron igual que a “Alito” a quien le cumplieron la amenaza de que si votaba contra la Ley Eléctrica, la 4T se iría con todo en su contra. Además de que no hubo una discusión abierta para establecer una ruta clara de cómo fortalecer a las corporaciones policiales de los tres niveles de Gobierno y garantizar así un paulatino retiro de los efectivos castrenses de las calles del País, el rompimiento del bloque de contención deja sin freno y sin un decisivo contrapeso a un gobierno que asoma con cada vez menos pudor sus tentaciones autoritarias.El primer riesgo que se ve en el horizonte es que el gobierno de la autollamada cuarta transformación logre los votos necesarios para que se apruebe la reforma electoral con la que pretenden acabar con el Instituto Nacional Electoral y volver a los tiempos antidemocráticos en los que las elecciones estaban en manos del gobierno, lo que sería un grave retroceso.
