Martes, 21 de Mayo 2024

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Ayotzinapa y el poder militar

Por: Rubén Martín

Ayotzinapa y el poder militar

Ayotzinapa y el poder militar

Mari, una de las madres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala el 26 y 27 de septiembre de 2014, se dirigió a Ángela Buitrago y Carlos Beristain, del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), y les pidió: “Saquen todo lo que tengan, no se queden con nada”. Y eso hicieron los expertos al presentar el VI y último informe sobre la desaparición masiva de los normalistas de Ayotzinapa. 

El informe presentado el martes pasado en la Ciudad de México es contundente, y es la versión, hasta ahora, más apegada a la verdad sobre lo que les ocurrió a los estudiantes la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

Para empezar, el informe confirma que la desaparición de los 43 normalistas fue un asunto de Estado, pues participaron todas las fuerzas públicas: policías municipales de Iguala, Cocula y Huitzuco; policía estatal y ministerial de Guerrero; y todas las fuerzas federales: Policía Federal, soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), integrantes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), y luego de ocurridos los hechos, integrantes de la Marina. Lo más grave de todo: la Sedena interceptó conversaciones de mandos del grupo delictivo Guerreros Unidos, que mantenían aún con vida a un grupo de estudiantes. 

En un documento del Comando Regional de Fusión de Inteligencia-Iguala (CRFI), obtenido por el GIEI, refieren una conversación entre los que se identifican como “IGNACIO” y GILBERTO alias el ‘GIL’ donde dice IGNACIO que tiene 17 detenidos y que se los va a pasar a GIL, que refiere que ya tiene ‘unas camas para aterrizarlos, páseme los detenidos’. IGNACIO señala que ya están soltando los del autobús para que los revienten ustedes’. También señala IGNACIO que le va a decir ‘al secre que no hicimos ninguna detención’. El documento de SEDENA dice “Conversación de interés (mensajes de texto) entre Francisco Salgado Valladares con Gilberto (N) “Gil” jefe regional de GU”. La Sedena supo dónde podrían estar algunos de los estudiantes y no sólo no hicieron nada sino que siguieron negando la existencia no sólo del documento, sino la existencia misma de las unidades de inteligencia que interceptaban comunicaciones. 

El informe del GIEI es además un doloroso acercamiento al destino de los normalistas. El informe refiere que un grupo fue detenido por la policía municipal de Iguala y Cocula y llevado a la comisaría de barandillas; otro grupo fue llevado por la salida de Iguala en dirección Chilpancingo, sin saber hacia qué lugar; en tanto un testigo protegido declaró que recibieron la orden de “partirles la madre”, “lo que en su lenguaje significaría golpearlos y asesinarlos”. Dijo que sus restos habrían sido llevados a dos funerarias de Iguala donde hay hornos crematorios, donde no todos fueron incinerados debido a la cantidad de cuerpos. Los restos cremados habrían sido arrojados a un lugar conocido como Barraca de la Carnicería. Ahí se encontraron los restos de dos normalistas: Christian Rodríguez Telumbre y Jhosivany Guerrero de la Cruz. 

El informe del GIEI es un enorme avance para saber la verdad sobre lo que ocurrió en la trágica noche de Iguala, pero terminaron cansados de las mentiras, ocultamientos y obstrucciones de parte de la Sedena, la Marina, de la extinta PGR, y se van porque pese a la orden presidencial a los militares de que entregaran toda la información disponible, no ha sido así. 

Lo dicen así en el informe: “Pero las respuestas de negación de documentación y de la verdad se han seguido dando por Sedena y Semar y el Cisen en el periodo actual, en un comportamiento más corporativo que comprometido con la verdad, que es la base de la democracia. El número de negaciones y mentiras acumuladas en este caso no es fruto solo de una inercia o burocracia institucional, existe una intencionalidad que no deja aclarar los hechos, que oculta partes muy significativas de los mismos”. 

No lo dicen de este modo, pero se puede deducir que es mayor el poder de ocultamiento de los militares que la voluntad política que dice tener el Presidente de la República. 

rubenmartinmartin@gmail.com

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