Viernes, 29 de Marzo 2024
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¿Aún se compone música...?

Por: Jaime García Elías

¿Aún se compone música...?

¿Aún se compone música...?

Cualquiera diría que la respuesta es obvia; que basta encender el radio o incursionar en cualquiera de la infinidad de plataformas existentes; que el número de cantantes o grupos de intérpretes en existencia es infinito; que aunque la industria disquera parece estar en crisis, la oferta de “conciertos” es inagotable, y que la respuesta de público para muchos de ellos -algunos en el Zócalo de la Ciudad de México, nada menos -es prueba fehaciente de que las multitudes están ávidas de tales manifestaciones.

Ya después habría que preguntar qué se entiende actualmente por música...

Si, conforme a las definiciones clásicas, por música se entiende “un estímulo sonoro que afecta al campo perceptivo del individuo” -un concepto discutible porque igualmente podría aplicarse al ruido- o “el arte de combinar sonidos y silencios de manera que resulten agradables al oído”, también tendría que admitirse que la aceptación que tienen y la popularidad que adquieren infinidad de manifestaciones, demuestra que las mismas resultan agradables a muchísimas personas.

Por lo demás, ni siquiera las obras consagradas, tenidas como “clásicas”, resultan agradables a todos los oídos. En ese tema, como en tantos otros, los consensos son relativos; no existe la unanimidad.

Bien. El caso es que hace unas semanas la Orquesta Filarmónica de Jalisco y este sábado la Orquesta de Cámara Higinio Ruvalcaba de la Universidad de Guadalajara, incluyeron sus programas en el ciclo del XLIV Foro Internacional de “Música Nueva” Manuel Enríquez, con la intención de “promover la producción, difusión y comprensión de las expresiones contemporáneas”. Se alude a “estrenos mundiales” o a “obras que se tocan ante el público por primera ocasión”, y que, salvo excepciones tan contadas como honrosas, nunca vuelven a tocarse.

Algunas composiciones de los grandes maestros -Beethoven y Brahms entre ellos- fueron, en sus estrenos, sendos fracasos. El tiempo -“supremo juez”, lo llamó Paul Dukas -las puso, a la postre, en el lugar que merecían.

En el caso de infinidad de “expresiones contemporáneas”, de música popular sobre todo, al éxito inmediato -avasallador ocasionalmente- y a las ventas de discos al por mayor, sigue, vía de regla, el olvido. Son modas, que se caracterizan precisamente... porque pasan de moda. Los que ayer fueron éxitos, hoy no son nada; los que hoy son éxitos, quizá mañana tampoco sean nada.

Moraleja: después de todo, en estos tiempos nos tocó vivir.

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