Viernes, 29 de Marzo 2024
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AMLO, el contagiador

Por: Jorge O. Navarro

AMLO, el contagiador

AMLO, el contagiador

En medio de la emergencia sanitaria mundial por el coronavirus, que con el paso de los días sólo aumenta, es tremendo el ridículo que estamos viviendo en México por el comportamiento del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y las polémicas que alimentamos minuto a minuto en las redes sociales. Entre quienes apoyan los comportamientos del mandatario y quienes lo condenan, se agota la energía social que debería destinarse a reducir las consecuencias de la pandemia.

Las actitudes del Presidente son sorprendentes: ¿cómo es que mientras se resquebrajan las economías nacionales y las medidas que se adoptan en Europa, Estados Unidos y Sudamérica son crecientemente graves, él insiste en giras y reuniones masivas?

Y adicionalmente, sus gestos personales rayan en la infantilidad: abrazos, selfies y besos a niños precisamente cuando diariamente las recomendaciones de la Secretaría de Salud federal insisten en evitar saludos de mano, reducir el contacto físico y no acudir a reuniones masivas a menos que sea estrictamente necesario.

Es de locos. Pero sólo así se puede entender que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, tenga que rebajar su desempeño profesional a defender al Presidente porque según sus palabras, la suya “es una fuerza moral”.

Si al terminar la semana pasada el único gobernador que alineaba decisiones de Gobierno con la prevención que se recomienda en la Organización Mundial de la Salud era Enrique Alfaro Jiménez en Jalisco, con el paso de apenas tres días la contundencia de la realidad ya inclina la balanza en favor del razonamiento científico por encima del político: Michoacán, Yucatán y Guanajuato suspenden clases en el sistema público de educación mientras el Gobierno federal las mantiene durante esta semana.

Una persona me hacía una atinada observación frente a la polémica nacional por el desempeño de Andrés Manuel López Obrador ante la pandemia: Si determina cancelar las actividades masivas (deportivas, culturales, académicas o artísticas) se dañará la economía mexicana y por eso, criticarán al Presidente; pero si no lo hace, le achacan que está descuidando la salud de los mexicanos por los contagios que pudieran aumentar.

Para responder a tal inquietud, debe apelarse a lo que se espera de todos los gobernantes: que se comporten con estatura de estadistas. El Presidente de México, el actual, sus antecesores y sus sucesores, siempre estarán sujetos a críticas. No se gobierna con unanimidad, sino con autoridad. El Presidente de México debe allegarse toda la información necesaria para tomar decisiones trascendentales que implican la salud y la vida de los ciudadanos, sus gobernados. Sus órdenes y determinaciones pueden no ser populares en el momento, pero reconocidas con los resultados.

Lo que se puede permitirse es la superficialidad y la ligereza. No puede alimentar discusiones en las que se pondere que quien critica es conservador, “prianista” o adversario.

Si la prevención implica sacrificios económicos o políticos, hay que hacerlos si lo que está en juego es la vida de las personas.

La popularidad no es un factor que deba ponderarse ante el bien mayor de la salud pública.

Sí, el Presidente está en riesgo de contagio durante los mítines y las giras. Y se pone en riesgo a los asistentes. Es simple.

Éstas son las pruebas que se esperaban para conocer si su gestión marcará la historia.

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