La inclusión de Rafael Márquez en la lista de los 23 seleccionados que enviará México al Mundial de Rusia, puede considerarse como la clásica “carambola hecha”. México, por tanto, aunque tiene un historial relativamente modesto por su participación en el máximo torneo futbolístico, será casi seguramente el primer país con dos jugadores inscritos con todos los honores en la leyenda de las “Cinco Copas”. * De hecho, puede tenerse la casi certeza de que el único nombre seguro en la lista de Juan Carlos Osorio es, precisamente, el de Rafa. Y no exactamente porque el técnico nacional lo considere pieza básica en el esquema táctico del equipo…De hecho, es probable que Osorio tenga serias dudas acerca de la contribución que pueda aportar en la cancha, en los compromisos del Mundial en puerta, el jugador que hizo pública su decisión de cerrar su carrera en el Atlas en las últimas jornadas de la fase clasificatoria del Torneo de Clausura en curso. La edad (39 años cumplidos), las lesiones y los demás indicios de que las facultades físicas están en mengua, impiden pensar que Rafa pudiera ser titular indiscutible en el “Tri” que irá a Rusia con la mente puesta en el famoso -y hasta ahora inalcanzable- quinto partido. * Sin embargo, Osorio ha dado sobradas señales de ser un técnico sensato... y una buena persona. En tal virtud, seguramente ha ponderado los beneficios que puede significar la sola presencia de Rafa en el plantel, por el ascendiente que tiene sobre los demás jugadores, que lo ven como un líder y como un modelo.En esa tesitura, Osorio muy bien puede sacrificar -si así quiere verse- la plaza de un futbolista, para otorgársela a un símbolo del futbol mexicano de la actual generación. Márquez es, hoy -sin ánimo de hacer comparaciones-, lo que Horacio Casarín, Antonio Carbajal, Enrique Borja y Hugo Sánchez fueron en su tiempo. * Por lo demás, ya que se recordó a Carbajal, vale recordar que Nacho Trelles lo convocó para el Mundial de Inglaterra 66, en el entendido de que Calderón sería -como fue- el titular. Lo alineó en el tercer partido, contra Uruguay, cuando ya nada iba de por medio… Y la “Tota” -aunque el detalle no fuera más allá de la anécdota- cerró su carrera como guardameta, en el primer partido de Copa del Mundo en que México no recibió gol.
