Viernes, 29 de Marzo 2024
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* Maleficio

Por: Jaime García Elías

* Maleficio

* Maleficio

En efecto: que un equipo sufra un desplome tan espectacular como el que ha tenido el Guadalajara, de la cima en el anterior Torneo de Clausura a la sima en el actual, sin transición, parece cosa del Chamuco… o cuestión de brujería.

Que un buen equipo, habitualmente ganador, tenga una mala racha, es frecuente. (En “La Tournée de Dios”, Jardiel Poncela consignaba que El Supremo Hacedor, en su supuesto regreso a la Tierra, se hizo simpatizante del Atlético de Madrid; el Real Madrid, por consecuencia, comenzó a acumular derrotas. “‘Están dejados de la mano de Dios’, decía la gente —escribió Jardiel—… y tenía razón”)… Que esa racha alcance ya un campeonato entero y lo que va del siguiente, se antoja excesivo. Ya dirán los expertos en estadísticas si hay antecedentes de un maleficio tan prolongado.

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Es probable que tengan la razón quienes han venturado el diagnóstico en el sentido de que muy probablemente los jugadores del Guadalajara creyeron estar en gracia de Dios —siguiendo el símil de Jardiel— al ganar su campeonato más reciente, con absoluta justicia ciertamente… pero sin haber sido el mejor equipo del certamen.

Es probable, también, que sean sensatas las recomendaciones que a través de los medios se le han hecho llegar a Matías Almeyda. Una de ellas, con respecto a la actitud que de manera sistemática muestra el equipo, apunta la pertinencia de modificar la tendencia a hacer del ataque su arma preferida (la consabida frase de Jack Dempsey: “La mejor defensa es el ataque”…) para replantear la táctica y la estrategia a partir de privilegiar el aspecto defensivo.

Lo que Pedro Caixinha decía cuando empezó su actual calvario en el Cruz Azul: “Si no puedes ganar, trata, al menos, de no perder”. O lo que aconsejan algunos antiguos jugadores rojiblancos: “Dejar las audacias a un lado, y partir de la premisa de asegurar el 0-0”.

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En teoría, todas las fórmulas pueden ser pertinentes. En la práctica, el éxito del técnico depende exclusivamente de los aciertos de sus jugadores... o de sus errores.

Cuando la plantilla dispone de un amplio abanico de recursos humanos —los casos de “Tigres”, Monterrey y América, por utilizar los ejemplos más próximos—, el problema puede solucionarse en el corto plazo: lo que no sucede cuando –como en el caso que nos ocupa— “no hay más cera que la que arde…”.

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