El tiempo pasa, y de la chimenea de la Federación Mexicana de Futbol aún no sale el humo blanco que anuncie que ya se nombró al próximo director técnico de la Selección Nacional.El tema tiene miga. Primero, porque quizás en este país haya más gente interesada en los manejos del timonel del “Tri” (“El Equipo de Todos”, recuérdese) que en los del Presidente de la República. Y después, porque los dirigentes de la Federación pretenden que el próximo ejercicio de la Selección abarque ocho años: hasta el Mundial del 2026, en que México compartirá sede con Estados Unidos y Canadá, lo que dejaría al de Qatar-2022 en calidad de meta intermedia.*Puesto que la moneda está en el aire, y puesto que todo apunta a que el próximo entrenador nacional -como el anterior, Juan Carlos Osorio- llegará del extranjero, quizá sea pertinente ahondar en los argumentos esgrimidos hasta ahora, si no para descalificarlos abiertamente, sí para cuestionar la pertinencia de que la designación recaiga en uno de tres candidatos, de los 24 supuestamente contemplados hasta ahora: Gerardo Martino, Carlos Queiroz o André Villas-Boas.Martino consiguió títulos en Paraguay, como técnico, con Libertad y Cerro Porteño; llevó a la selección guaraní al Mundial de Sudáfrica-2010, donde cayó en cuartos de final ante España, que sería campeón; luego dirigió un año al Barcelona, sin alcanzar el éxito deseado. Queiroz dirigió al Sporting de Lisboa; pasó por el Real Madrid, con más pena que gloria; fue técnico de la selección portuguesa, también en Sudáfrica, donde cayó en octavos de final, también ante España; llevó a Irán al Mundial de Brasil-2014, donde no pasó de la primera ronda. Villas-Boas fue campeón de casi todo con el Porto; llegó a ser considerado en 2011 como el cuarto mejor entrenador del mundo; pasó por Chelsea y Tottenham, sin dejar mayor huella, y emigró primero al Zenit de San Petersburgo, donde ganó un campeonato, y luego al Shangai SIPG de China, con el que fue subcampeón.*Por tablas, en los tres casos, no queda, pues. El argumento central de sus críticos consiste en que “no conocen al futbol mexicano”... lo que obliga a recordar que lo mismo se dijo, en su momento, de César Luis Menotti, Sven-Goran Eriksson y Juan Carlos Osorio. El lema, en todos los casos, es el mismo: “El que es perico, donde quiera es verde”…
