Sea cual sea, este domingo, el desenlace de la Copa por México, al menos dos de sus resultados ya contribuyeron significativamente a que se consiguiera, con creces, el principal de los propósitos con que se diseñó…Además de que hicieron las veces de “ensayo general con todo” -salvo el público- con vistas al inminente Torneo de Apertura, dos resultados sirvieron, en efecto, para calentar el cotarro y paliar, en consecuencia, los perniciosos efectos de los más de cien días de receso de una de las drogas sociales más difundidas de nuestro tiempo.*Se alude, en efecto, a las derrotas del América ante Cruz Azul y Guadalajara.El sainete que, al margen de esos episodios, armaron el técnico y varios jugadores de los “Tigres” tras la derrota ante el Cruz Azul -en series de penalties, tras el agónico empate de los “Cementeros”-, evidenció que los reyneros carecieron esta vez de la templanza anímica necesaria para aceptar la derrota como una contingencia propia del deporte.Que el América sufriera sendas goleadas ante Cruz Azul y Guadalajara, en tanto, invita a replantear las perspectivas de algunos de los protagonistas tradicionales de los campeonatos mexicanos…En el caso del Cruz Azul, el reto de llevar hasta sus últimas consecuencias, en el próximo campeonato, las promesas implícitas en su desempeño en el que la pandemia del COVID-19 obligó a interrumpir y a dejar inconcluso.En el del Guadalajara, la posibilidad, a la vista de la solidez y el equilibrio futbolístico exhibido en sus dos más recientes apariciones, aunada a los buenos deseos de sus legiones de simpatizantes, de que recupere el protagonismo que perdió en los cinco torneos siguientes al de su coronación más reciente.En el del América, la incertidumbre…*Más allá de los crasos errores individuales que propiciaron dos o tres de los goles recibidos en cada uno de sus últimos partidos; más allá de los pretextos que esgrimiera su técnico, Miguel Herrera, para tratar de salvar los muebles del naufragio, queda claro que dos derrotas consecutivas en sendos “clásicos”, con ocho goles admitidos en ese breve ciclo, calan hondo en el orgullo de los americanistas. Como dijo en días pasados uno de sus propios jugadores, “los Clásicos no son para jugarse; son para ganarse”.Ya hay materia prima para las especulaciones… aunque, por supuesto, nadie ignora que el Torneo de Apertura será otra historia.
