Al final del partido del sábado —derrota en casa del Guadalajara ante Cruz Azul—, en la protocolaria comparecencia de los entrenadores al banquillo de los acusados, Luis Fernando Tena pidió una última gracia al pelotón de fusilamiento —con grabadoras a guisa de arcabuces— que tenía enfrente:—Tiempo…—¿Cuánto tiempo?— quiso saber uno de sus interlocutores.Incapaz de dar una respuesta precisa, puntual, porque su estuche de herramientas no incluye la esfera de cristal que le permita vislumbrar cuándo se reconciliarán sus jugadores con el divino tesoro de la capacidad para aprovechar un porcentaje razonable de nítidas oportunidades como las que el sábado tuvieron a modo para cambiar la historia, Tena se suscribió al compromiso y a la petición habituales de los equipos en que los resultados no parecen ir en consonancia con su potencial: aquél, “trabajo”; ésta, “paciencia”…*En el entendido de que la solvencia de Chuy Corona en el marco del Cruz Azul, el sábado, se conjugó con las fallas de Antuna y Molina en la ofensiva rojiblanca, técnico, jugadores, dirigentes y simpatizantes del “Rebaño” volvieron a casa con la amargura de una nueva frustración —convencidos como estaban de que la incorporación masiva de refuerzos se traduciría en una metamorfosis espectacular y súbita del equipo de sus amores—… pero, al mismo tiempo, con el relativo consuelo de que los rojiblancos “merecían más”.Por lo demás, lo mismo podrían decir técnico, jugadores, dirigentes y simpatizantes de Monterrey (campeón defensor… y, aunque ni Ripley lo crea, actual sotanero de la Liga), “Tigres” y Santos, cuyos planteles e historiales recientes invitarían a considerarlos protagonistas obligados de la lucha por el título, y hoy por hoy sorpresivos compañeros de desgracias de las “Chivas”.*Más allá del buen deseo de que “Pumas”, Ciudad Juárez y San Luis (Querétaro y Necaxa se cuecen aparte, por el antecedente de haber clasificado a la “Liguilla” del torneo anterior) confirmen los progresos mostrados hasta ahora y que les han dado resultados positivos en el arranque del Torneo de Clausura, contra la generalidad de las previsiones, vale recordar que las cuentas no se sacan en las primeras jornadas, sino en la última, porque en este negocio aplican las enseñanzas del arriero recogidas en las coplas consabidas —y puestas en práctica por el Monterrey en el Torneo precedente—: “Que no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar”.
