Los merolicos de mercado etiquetaban de “respetable y culto” al público que los escuchaba pregonar las cuasi-milagrosas propiedades de pomadas que supuestamente sirven tanto para extirpar callos (al que tiene) como para que salga pelo (al que no tiene). Otros merolicos, vendedores de paraísos, llaman a los incautos que los rodean, fascinados por promesas -de trabajo, educación, salud, bienestar justicia y paz social- que jamás se cumplen, “pueblo bueno y sabio”. En el fondo, como puede verse, “nada nuevo bajo el sol”...-II-Como un milagro no haya ocurrido a última hora -literalmente-, la maldita realidad habrá demostrado que, si van a llamarse las cosas por su nombre, la de ayer, que inauguró formalmente en México la modalidad legal de las consultas populares, fue una “consulta impopular” a todas luces, por las razones que son del dominio público:* La primera, que la aplicación de la ley -un espectáculo, por cierto, un tanto exótico para los mexicanos- debería realizarse sin necesidad de someterla a consulta;* La segunda, que la pérfida intención que la inspiró (meter a la cárcel a cinco de los seis ex-presidentes vivos) no fue planteada expresamente en la papeleta;* La tercera, que difícilmente se conseguiría el porcentaje de participación ciudadana que haría vinculante -es decir, de aplicación forzosa- el resultado;* La cuarta, que así como la pregunta original debió depurarse -retorcerse al más puro estilo cantinflesco- para no arruinar el sainete (por definición, “pieza jocosa en un acto, que se representaba en el intermedio o al final de una función teatral”), el desenlace del mismo, cualquiera que haya sido, será manipulada al gusto y conveniencia del titiritero... aunque difícilmente complacerá a los morbosos que participaron en el ejercicio esperando ver, al final de la película, a los ex-presidentes en la cárcel.-III-Por lo demás, quien la promovió, como consta en actas, descalificó a priori el desaire masivo de los potenciales participantes, a la manera de los entrenadores y futbolistas que, incapaces de admitir su incompetencia o la posible superioridad del adversario, de antemano culpan de sus previsibles derrotas al árbitro (en el caso, el INE).Colofón: Es probable que la mascarada de ayer no pase de ser la versión post-moderna de la antigua fórmula de “Pan y Circo”, alusiva -nos ilustra Google- a la costumbre de los emperadores romanos, de regalar trigo o entradas al legendario circo romano, para distraer al pueblo de los problemas sociales o los conflictos políticos que los agobiaban.