Viernes, 26 de Abril 2024

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- Rapiña, corrupción e impunidad

Por: Jaime García Elías

- Rapiña, corrupción e impunidad

- Rapiña, corrupción e impunidad

Más perdida que un pescadito de colores en el Océano Atlántico, era difícil esperar que la declaración del flamante Fiscal general, Alejandro Gertz Manero, consiguiera un espacio relevante en las primeras planas:

– La investigación (sobre la tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo) se centrará en perseguir a quien causó la tragedia, y no en victimizar a las comunidades…

-II-

Para victimizar a los 20 mil habitantes de la comunidad a la que pertenecían las 90 víctimas fatales de la desgracia del viernes pasado, basta y sobra con el luto, al que se suma el dolor de que en la mayoría de los casos ni siquiera tendrán los deudos el consuelo de haber dado sepultura, según sus usos y costumbres, a los muertos. Los cadáveres quedaron desmembrados y calcinados. Los mismos vecinos, al intentar, al día siguiente de la tragedia, encontrar los restos de sus familiares, seguramente, lejos de aclarar, habrán empeorado las cosas… Difícilmente se conseguirá identificar los fragmentos encontrados, a partir de los exámenes de laboratorio que se ofreció hacer en el extranjero.

Por lo que hace al propósito de “perseguir a quien causó la tragedia”, habrá que ir por partes…

Encontrar la verdad oculta entre las mil hipótesis acerca de qué pudo haber causado la fatídica explosión, se antoja materialmente imposible… Hay quien asegura que alguno de los mismos vecinos que salieron a recoger la gasolina que manaba a chorros del ducto perforado, quiso encender un cigarro y ocasionó el estallido. ¿Quién podría identificarlo? ¿No es lo más probable que él mismo y los eventuales testigos de su imprudencia hubieran sido las primeras víctimas fatales de la explosión?... Hay quien apunta que la fricción de una prenda de ropa de poliéster pudo producir la chispa que desató el infierno…

-III-

La tragedia, pues, pudo ser causada por la misma multitud, incontenible para las decenas de militares que se apersonaron en el lugar. O por quien perforó el ducto… La tragedia, sin embargo, fue causada, en el fondo, por quienes hace años discurrieron ese ramo de industria: el huachicoleo. Pero fue causada, principalmente, por quienes, algunos por negligencia, otros por incompetencia, algunos más por complicidad, no sólo toleraron o solaparon esa práctica, sino la hicieron crecer.

Los verdaderos causantes de esta desgracia nunca serán identificados. El episodio, fatalmente, pasará a la historia como un capítulo más en que la vocación de la chusma por la rapiña, la corrupción gubernamental y la impunidad, caminan de la mano.

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