Lo dijo muy claro el Presidente, el sábado en Maxcanú, Yucatán: había que colocar vallas en torno a Palacio Nacional (y Bellas Artes, y el Hemiciclo a Juárez, y glorietas, etc.), para evitar que edificios públicos y monumentos emblemáticos de la Ciudad de México sean vandalizados este lunes, en ocasión de la marcha de grupos feministas programada por el Día Internacional de la Mujer; “No por miedo”, aclaró, sino por evitar desmanes… y por cuidar “qué imagen se da en el mundo”.O sea que la prioridad número uno para el “Gobierno de la Cuarta Transformación” no es confeccionar el marco legal idóneo y mejorar el funcionamiento de los aparatos encargados de esclarecer delitos y sancionar delincuentes, al efecto de reducir -o erradicar, idealmente- las manifestaciones de violencia de género (acosos, feminicidios, violaciones, episodios de violencia intradoméstica, etc.); tampoco garantizar la impunidad en los excesos que se han vuelto sistemáticos en cuanta manifestación multitudinaria se ha realizado de un tiempo a esta parte. La prioridad es cuidar “la imagen” de México que se proyecta hacia el exterior…El “Qué dirán”, pues.-II-Por lo demás, puestos a ser justos, habrá que reconocer que las medidas de protección a monumento y edificios públicos eran pertinentes, demostrado como está que las manifestaciones de protesta contra la violencia en todas sus formas, en México, se han caracterizado, precisamente, por desordenadas… y violentas.Es probable que, en buena medida, detrás de quienes plantean demandas justas a las autoridades, haya, en efecto, simples oportunistas, anarquistas o incluso sediciosos o provocadores profesionales, que pasan de planteamientos y consignas verbales a insultos, agresiones y destrozos, e incitan a los manifestantes a imitarlos. Pero es evidente que los gobernantes, con tal de no ser tildados de represores, prefieren ser omisos en su obligación de usar la fuerza pública para resguardar el orden y la paz… aun cuando el caso lo amerite y aun lo exija.-III-Por lo pronto, la muralla habilitada para resguardar la fachada de Palacio Nacional, principalmente, ya fue interpretada como una provocación por los grupos “feministas”, y convertida en “memorial efímero” en que se pintaron los nombres de centenares de víctimas -reales o supuestas- de feminicidios y otros abusos o delitos.Falta el resto, porque sería ingenuo suponer que las vallas de lámina vayan a inhibir a quienes no tienen empacho en protestar contra la violencia… apelando a la violencia.Esto no se va a quedar así. Se va a hinchar…
