Viernes, 29 de Marzo 2024
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- “Impremeables”

Por: Jaime García Elías

- “Impremeables”

- “Impremeables”

El ambulantaje tiene dos facetas: una, estética; otra, social. La primera corresponde a lo que modernamente se denomina “imagen urbana”: una ciudad cuyas calles -las céntricas, sobre todo- son continua y sistemáticamente invadidas por vendedores ambulantes, da mal aspecto. Entre las postales de Roma pueden encontrarse las de gatos en las ruinas de los foros; difícilmente las habrá, en cambio, de tendederos de baratijas -anteojos para el sol, películas pirata y mil etcéteras más- con la Torre Eiffel, la Giralda de Sevilla o la Puerta de Brandenburgo como telón de fondo… La otra faceta retrata, por una parte, la inventiva de muchos ciudadanos -decenas, millares, quizá millones en todo el país- para llevar el pan de cada día a la mesa de sus hijos, sin llegar a la delincuencia; por la otra, la tolerancia, casi siempre contaminada por la corrupción, de las autoridades.

-II-

El asunto es cíclico. En los últimos dos años, desde que la anterior administración municipal decidió tomar el toro por los cuernos y decretar la tolerancia cero en la materia, el Centro de Guadalajara se había liberado de la presencia masiva de vendedores de zarandajas. Gradualmente, empero, en los últimos meses, el espectáculo de las calles convertidas en mercado de baratijas ha reaparecido. (Caen las primeras gotas de lluvia, y en minutos ya está en grande la venta de paraguas e “impremeables”; hace frío, y en minutos salen a la venta gorros, guantes y bufandas...).

Un informe de la Cámara de Comercio de Guadalajara, difundido hace más de 7 años, señalaba (“Publimetro”, III-7-2012), que “el comercio ambulante paga casi mil millones de pesos anuales en dádivas para poder operar”. Añadía que “entre los beneficiados por los actos de corrupción se encuentran las autoridades municipales”; es decir, los encargados, en teoría, de cumplir y hacer cumplir leyes que de manera categóricamente prohíben el comercio en la vía pública en el Primer Cuadro de la ciudad, salvo durante Semana Santa (las empanadas), 15 y 16 de septiembre (El Grito) y 12 de octubre (“la Llevada”).

-III-

Las autoridades llevan el registro de los folios -boletas de infracción- levantados a los vendedores ambulantes: cerca de ocho mil en lo que va del año. No se puntualiza cuántas de esas multas se han liquidado… Pero como el fenómeno persiste, queda claro que los comerciantes operan bajo la máxima de que pagar la multa -o dar “mordida”- les permite burlarse de la ley y pitorrearse de la autoridad.
 

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