Viernes, 26 de Abril 2024

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- “Hecha la ley…”

Por: Jaime García Elías

- “Hecha la ley…”

- “Hecha la ley…”

Antes, cuando se encendía la luz verde del semáforo y sonaban los primeros claxonazos porque el automóvil de adelante se demoraba en arrancar, la explicación más socorrida era esta:

–Debe ser una dama poniéndose rimmel…

Actualmente, cuando el mismo fenómeno se produce, la explicación más plausible es esta otra:

–Debe ser alguien que está chateando…

-II-

Porque, en efecto, el uso del teléfono celular ha pasado a ser la adicción por antonomasia –y no sólo de los jóvenes, por cierto– en la actualidad, el Congreso del Estado reformó la Ley de Movilidad, y tuvo a bien disponer que las multas para los automovilistas que utilizan el casi imprescindible adminículo mientras manejan, se incremente de 400 a 800 pesos.

La medida, en teoría, parece pertinente. Considerando que los teóricos del derecho coinciden en que el propósito esencial de la sanción es disuadir al ciudadano de incurrir en conductas nocivas para él y para los demás, se supone que apretar al ciudadano en el órgano que más le duele –el bolsillo–, debe producir el efecto deseable.

Sucede, sin embargo, que la mayoría de los automovilistas consultados acerca de la deseable eficacia de la reforma señalada, coinciden en varios aspectos. Uno, que la medida está bien orientada, porque de experiencias propias y ajenas desprenden que manejar y usar simultáneamente el teléfono celular, incrementa el riesgo de sufrir un accidente. Dos, que la autoridad a la que correspondería sancionar esas conductas, es insuficiente –y, por ende, ineficaz– para detectarlas y penalizarlas en la medida deseable. Y tres, que en el caso, excepcional, de que un agente vial tuviera oportunidad de intervenir, muy probablemente lo haría… no para sancionar al infractor como la ley establece, sino para extorsionarlo conforme a la práctica generalizada.

-III-

Pocas disposiciones legales aplicadas en beneficio de la seguridad en el uso del automóvil han generado los beneficios que se pretendía. El uso del cinturón de seguridad o de la silla para menores –convertidos ya en hábitos– serían algunas. Otras, como los operativos para aplicar el alcoholímetro, han derivado tanto en la concientización sobre el peligro de mezclar alcohol y gasolina... como en las triquiñuelas –que algunos vivales han convertido en industria– para eludir los puntos de revisión.

Colofón: Más allá de los buenos deseos por erradicar la corrupción, hay fundadas sospechas de que el axioma de “Hecha la ley, hecha la trampa” está grabado a fuego en el ADN de la Raza de Bronce.

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