No faltó —¡no podía faltar…!— la admonición moralista, más propia de homilía parroquial que de discurso presidencial, en la arenga que el Presidente López Obrador dirigió a los 70 mil miembros de la Guardia Nacional que ayer entraron en operación, con una doble encomienda sobre sus espaldas: combatir la inseguridad —clamor generalizado de los habitantes de este bendito país— y, de paso, “llevar a cabo la (cacareada) cuarta transformación de la vida pública de México”…Fue esta: “Es mejor heredar a los hijos pobreza que deshonra”.-II-Ya se irán haciendo, gradualmente, los correspondientes cortes de caja. Ya se verá en qué consiste y qué tan eficaz resulta el “uso moderado de la fuerza” que se pide a los miembros de la nueva corporación creada para combatir a los delincuentes. Ya se verá si se reduce el número de delitos: robos, secuestros, asesinatos, etc. (Como antecedente, de 2006 a 2018 la delincuencias en México dejó un saldo de 250 mil muertos y 40 mil desaparecidos). Ya se verá en qué medida se cumple la encomienda de “respetar los derechos humanos”, considerando que, históricamente, entre la presencia de militares en las calles y el incremento en las violaciones de los derechos humanos y aun de las ejecuciones extrajudiciales —hijas de la prepotencia y del uso arbitrario y sistemático de la fuerza desmedida—, parece haber una relación de causa a efecto.De hecho, como consta en actas, la flamante Guardia Nacional entró en operación hace cuatro semanas, al encomendársele la vigilancia de la frontera sur y de las rutas que ordinariamente recorren los migrantes centroamericanos que tratan de llegar a los Estados Unidos, a tenor de las amenazas del presidente norteamericano, Donald Trump, de pegarle a México en su órgano más sensible —el bolsillo— si no realiza esfuerzos significativos orientados a contener ese flujo. (“Copelas, o talifas”, diría el chinito).-III-Dijo el Presidente, en el mismo acto, tangencialmente, que “está bien la economía, vamos bien en política, no se tolera la corrupción ni la impunidad, se aplica el programa de bienestar más importante en beneficio de México...”.Por supuesto, eso habría que someterlo a la consideración de la opinión pública… y, de preferencia, comprobarlo. Vale, en tanto, como presunción a beneficio de inventario, a partir de la premisa de que, cuando deben contrastarse sus dichos con los hechos, él, como los tahúres que saben esconderse en la manga la carta del triunfo, siempre tiene “otros datos”…
