Con la infinidad de sabores que se pueden mezclar y platillos de orígenes tan diversos, comer 3 veces al día parece no ser suficiente. Comer es una experiencia deliciosa que despierta en todos una pasión por la combinación de ingredientes, que pueden llevarte a recordar momentos importantes de la vida o dar paso a experiencias que querrás repetir constantemente.Ya no es suficiente con encontrar un platillo delicioso. Ahora es un must la búsqueda por el ingrediente extra que te remonta a otros lugares del mundo, los sabores llenos de nostalgia que te hacen sentir apapachado en cualquier momento del día y la necesidad de vivir nuevas experiencias más allá del sabor, experiencias que te hagan salir de tu zona de confort y te acerquen con quienes compartes la comida, en un momento de diversión.Los restaurantes hacen lo suyo por mantener a los comensales unidos por la comida, explorando nuevos sabores y transformándolos en sus menús, para que cuando un grupo de personas se reúna a comer, tenga esa experiencia en el paladar que vaya perfecto con su personalidad. Que la variedad en la mesa sea tan irresistible que no tengas más opción que probar algo nuevo. Imagínate un mac & cheese de pulled pork que te alborota los sentidos, o un poke moana que te remonta a ese momento de frescura en un lugar tropical; cada persona puede hacerte descubrir más allá de tus gustos y eso es algo que querrás vivir constantemente.La posibilidad de vivir la experiencia de otros lugares a través de los sentidos está muy presente en la comida. Un restaurante tapatío con influencia internacional puede ser el recordatorio de un gran viaje, o la razón para planear uno; los colores, aromas y sabores pueden representar otras culturas, e incluso presentan la interpretación del chef o cocinero. De esta manera, la cocina no solamente es un portal para conocer el mundo, sino también para conocer a las personas detrás de él; convirtiendo el famoso concepto de ‘cocina fusión’ en una realidad cercana, la cocina es una fusión de sueños, contextos e historias, no solo sabores.Por eso hay algo tan especial en la comida, ese “no sé qué” que abraza el corazón y lo llena de calidez.Y después de más de un año de distanciamiento social, ¿quién podría rechazarlo? Además de nutrir el cuerpo, la comida realmente puede ser un apapacho; liberando las tan anheladas endorfinas que generan la sensación de sentirse bien; al terminar la jornada laboral, al recibir una gran noticia, o simplemente para disfrutar la cotidianidad de una manera distinta. Ese bailecito que hace tu cuerpo cuando ves al mesero acercarse con tu platillo, no es casualidad, es una respuesta química de tu cerebro, que además es divertida.Ese confort puede detonarse por la familiaridad de un platillo o restaurante recurrente -algo así como estar en casa fuera de casa- o por la satisfacción de probar algo nuevo, el cumplimiento de una gran expectativa, por ejemplo; la relación calidad - precio, o lo bien que se ve el plato.Es difícil encontrar un espacio que ofrezca la familiaridad de ser ‘el lugar de siempre’ y también la oferta suficiente para no convertirse en lo mismo siempre. La industria gastronómica debe escuchar a su comensal, entender su entorno y estilo de vida, eso le dará la versatilidad a los espacios para abarcar cada personalidad y paladar.El entretenimiento puede volverse parte del juego y de la respuesta a la evolución de la comunidad; mediante eventos temáticos que invitan a los visitantes a competir y pasarla bien mientras prueban el menú se genera un vínculo más importante entre la persona y el lugar.Los consumidores están constantemente en la disyuntiva de buscar algo nuevo, pero con la certeza de que será algo bueno; consolidarse como un espacio de garantía puede ser un reto, pero es uno que sin duda vale la pena.Gracias a Mercado Andares y a cada uno de sus restaurantes por inspirar este texto. Conoce más sobre ellos, su esencia local con sabores internacionales y eventos en @mercadoandares en Facebook e Instagram..
