Jueves, 09 de Octubre 2025
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Esto dice la psicología sobre las personas que les gusta reírse de si mismas

No todo el humor autocrítico es saludable, cuando se usa en exceso o con un tono despectivo, puede transformarse en una forma encubierta de inseguridad 

Por: El Informador

Reírse de uno mismo es una habilidad poderosa cuando nace del amor propio y la autoconfianza. Unsplash

Reírse de uno mismo es una habilidad poderosa cuando nace del amor propio y la autoconfianza. Unsplash

Reírse de uno mismo no es una muestra de debilidad ni de falta de autoestima, sino todo lo contrario: la psicología la considera una señal de madurez emocional y buena salud mental, este tipo de humor, conocido como humor autocrítico o autoirónico, revela la capacidad de aceptar los propios errores e imperfecciones con ligereza, sin perder el sentido del humor.

De acuerdo con los expertos, reírse de uno mismo fortalece la autoestima, reduce el estrés y mejora las relaciones sociales, ya que permite conectar con los demás desde la autenticidad. Además, la risa tiene múltiples beneficios fisiológicos: aumenta los niveles de serotonina y dopamina, refuerza el sistema inmunitario y mejora el bienestar general.

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Las personas con sentido del humor, especialmente las que son capaces de reírse de sí mismas, suelen proyectar seguridad, simpatía y resiliencia, este tipo de humor denota autoconciencia: una comprensión realista de las propias virtudes y limitaciones que ayuda a enfrentar los fallos sin rigidez ni culpa.

El psicólogo estadounidense Gordon Allport, uno de los pioneros en el estudio de la personalidad, llegó a incluir la capacidad de reírse de uno mismo dentro de los rasgos que definen la madurez psicológica. En su teoría, la relacionó con la “autoobjetivación”: la habilidad de observar el propio comportamiento con serenidad y sin juicios destructivos, lo que facilita el crecimiento personal.

Pero no todo el humor autocrítico es saludable, cuando se usa en exceso o con un tono despectivo, puede transformarse en una forma encubierta de inseguridad o baja autoestima. Frases como “soy un desastre” o “no hago nada bien”, aunque se digan en tono de broma, pueden reforzar pensamientos negativos y dañar la autopercepción con el tiempo.

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El límite, señalan los psicólogos, está en la intención: si reímos para relativizar un error o conectar con los demás, el humor cumple su función terapéutica. Pero si constantemente nos ridiculizamos para encajar o buscar aprobación, deja de ser una muestra de fortaleza y se convierte en un signo de malestar emocional.

En resumen, reírse de uno mismo es una habilidad poderosa cuando nace del amor propio y la autoconfianza. Saber hacerlo con equilibrio no solo mejora la salud mental, sino que también convierte la risa en una aliada para vivir con más ligereza, empatía y autenticidad.

NA

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