Entre brisas salinas y paisajes de playa, la costa nayarita guarda un auténtico deleite gastronómico que conquista al paladar desde el primer sorbo: el caldo de jaiba estilo Nayarit. Aunque no goza de la fama del pescado zarandeado o del ceviche de botete, este platillo se ha consolidado como un favorito por méritos propios: su sabor auténtico, su arraigo en la tradición local y su facilidad de preparación lo convierten en un imprescindible de las cocinas caseras y de los comedores costeros.En el corazón del Pacífico mexicano, donde el mar ofrece diariamente sus mejores frutos, la jaiba se transforma en protagonista de una receta que evoca tardes soleadas, risas familiares y el aroma inconfundible de la cocina regional. El caldo de jaiba al estilo nayarita es una explosión de sabores marinos: los trozos jugosos de jaiba nadan en un caldo aromático y especiado, que logra transportar a quien lo prueba directamente a la orilla del mar, entre el sonido de las olas y la brisa salina que refresca el ambiente.Para preparar esta joya culinaria, no se necesita nada complicado: seis jitomates pequeños, un chile serrano al gusto -o más picante para los valientes-, un diente de ajo grande, un trozo de cebolla, unas ramitas de cilantro, una cucharada de pimienta, sal al gusto y, por supuesto, un kilo de jaiba fresca y bien lavada.La magia comienza en el comal, donde los jitomates, el chile, el ajo y la cebolla se asan hasta que liberan su aroma característico, impregnando la cocina de ese olor que despierta el apetito.Una vez asados, se licúan y se vierten en una cazuela grande con dos cucharadas de aceite caliente, litro y medio de agua, cilantro, sal y pimienta. Sobre esta base se incorporan las jaibas limpias, y todo se deja hervir a fuego medio hasta que los mariscos alcanzan la cocción perfecta, tiernos y llenos de sabor.En algunas regiones del Estado, el caldo de jaiba recibe el apodo de “levanta muertos”, gracias a su efecto revitalizante y reconfortante. Es perfecto para las temporadas de frío, después de una noche larga o como antídoto contra cualquier resaca. En ciertas localidades, se intensifica su sabor picante sustituyendo el chile serrano por habanero, sin perder la esencia del platillo, sino elevando la experiencia al máximo. Para acompañarlo, los locales suelen optar por pepino, cebolla picada, limón al gusto o un sencillo arroz blanco con elote. Y para completar la experiencia, nada mejor que una cerveza bien fría, un refresco o una tradicional agua de frutas como piña, melón o limón, que suaviza y complementa los sabores marinos.Nayarit no es sólo sol y playa; es un paraíso para quienes aman la gastronomía, donde cada platillo tradicional cuenta la historia de su gente y la generosidad de su mar. Su cocina ocupa un lugar destacado entre las “25 razones por las que Nayarit es el destino para visitar en 2025”, y no es difícil comprenderlo: cada receta es una puerta abierta a su cultura, sus tradiciones y la riqueza de sus ingredientes locales.El caldo de jaiba estilo Nayarit va más allá de ser un simple platillo: es una experiencia completa que une tradición, sabor y el alma del Pacífico mexicano en cada cucharada, recordando que la verdadera esencia de este estado se encuentra en sus sabores y en su mar que siempre regala lo mejor.