La oscuridad, la fantasía y la reflexión se han adueñado del Museo de las Artes (MUSA), en donde la exposición “En casa con mis monstruos”, de Guillermo del Toro, se mostrará por última vez en el mundo, ofreciendo un recorrido por las estampas icónicas del terror, el horror y el universo onírico que han marcado la vida y legado del cineasta tapatío.La muestra curada por el director de arte, Eugenio Caballero, está conformada por ocho salas temáticas en las que Guillermo comparte parte de su colección personal integrada por vestuarios, utilería, bocetos, esculturas y arte gráfico nacido de sus películas; así como de arte mexicano de José Clemente Orozco, Julio Ruelas y Diego Rivera, entre otros. Previo a ingresar al MUSA, el recorrido comienza a dibujarse desde el “cubo”, sala de espera -ubicada en el Andador Escorza- en la que se dan los primeros destellos de la imaginación de Guillermo del Toro.La sala de recibimiento, “Infancia e inocencia”, recuerda los primeros años de vida del cineasta. En ella hay figuras que en su momento Del Toro consideró terroríficas y fueron el detonante para interesarse por la parte oscura del arte y los monstruos que reflejan la decadencia de la sociedad.“El fauno” es por mucho una de las piezas más impactantes de la exhibición, pues el colosal co-protagonista de “El laberinto del fauno” se muestra en su total complejidad acompañado por sus inseparables hadas mágicas, mientras la música orquestada por el compositor argentino Gustavo Santaolalla, recuerda el ambiente sombrío y misterioso de la cinta ganadora del Oscar en las categorías de Mejor fotografía, Mejor dirección artística y Mejor maquillaje.Es asi que en mil 800 metros cuadrados“El ángel de la muerte” de Hell-Boy, “Drácula”, “El hombre pálido”, la vestimenta y máscara de “El Santo”, cómics, un túnel con ojos bestiales, pinturas emblemáticas de Francisco Goitia y Goya, los vestidos de “La cumbre escarlata”, el niño “Santi” de “El espinazo del diablo”, la muñeca de “La galería nocturna”, “Frankenstein”, el “Hombre anfibio” de “La forma del agua” y hasta el puesto original de revistas en el que Guillermo comenzó a coleccionar historietas son otros protagonistas de la muestra que internan al visitante en un mundo donde el horror y el terror no son para provocar miedo, sino para reflexionar sobre los temores y codicias del ser humano y su entorno.Ayer, durante la presentación de la exposición, se le preguntó al cineasta cuál era la pieza más importante de la colección, al que éste respondió que es la llave de la puerta; sin embargo, reviró, y se remontó a cuando ocurrió el incendio de Los Ángeles, que amenazó la casa donde alberga su colección: “Cuando el fuego se acercó a la casa, a unos cuantos cientos de metros de la colección, fui por las veredas y recogí las dos fotografías de mi infancia que están al principio de la exposición, y mis diarios. Para mí, lo bonito del coleccionismo es cuando se asume lo efímero”.