Jueves, 25 de Abril 2024

¿Comprar oro u operar con CFDs sobre materias primas?

Por: El Informador

¿Comprar oro u operar con CFDs sobre materias primas?

¿Comprar oro u operar con CFDs sobre materias primas?

El sector financiero da señales de haberse vuelto loco. Uno de los síntomas más claros es la decreciente popularidad del dólar, que ya no cuenta con la confianza de antaño. Los desvaríos de Trump, las guerras comerciales, las perspectivas de recortes de tipos y las constantes disrupciones tecnológicas están pasando factura, y los valores refugio vuelven a la carga. Obviando la irrupción de Bitcoin como potencial valor defensivo, comprar oro sigue siendo una de las opciones preferentes.

El criptomercado llama la atención, pero no es seguro. Al menos, no transmite la misma estabilidad que las materias primas. Un lingote de oro es tangible y tiene ese aire incorruptible propio de los metales preciosos, dos cualidades que un activo digital no puede superar (de momento). El problema es comprar oro físico a buen precio y en un entorno apropiado, por no hablar del coste monetario y psicológico añadido que supone almacenarlo.

El punto intermedio es aprovechar los movimientos en la cotización del oro a través de CFDs. Los contratos por diferencia también conllevan su riesgo, quizá algo más alto que comprar lingotes de oro y custodiarlos personalmente, pero el coste de las operaciones es sensiblemente menor. Además, es una forma muy cómoda de invertir: una cuenta estándar en un bróker regulado y un ordenador conectado a Internet es suficiente para empezar a operar.

Ventajas de los CFDs sobre commodities

Negociar con derivados es peligroso para el bolsillo, pero con un manejo adecuado del riesgo, ofrecen múltiples ventajas. Además de no tener que ir guardando monedas, lingotes y otros formatos, la principal bondad de los CFDs sobre oro es la bidireccionalidad. Cuando el oro físico se devalúa, mantenerlo en una caja fuerte genera pérdidas potenciales. Con los contratos por diferencia, los batacazos de las commodities son aprovechables.

Hablando de osos dorados, no parece que el metal áureo vaya a sufrir demasiado a corto plazo. A mediados de 2018, el oro comenzó a dar señales bastantes positivas, alcanzando una revalorización de casi el 20% en verano de 2019. Rozando los 1500 USD en julio, la gráfica del oro muestra una cotización que no se veía desde 2014. Son buenas noticias para las reservas de las principales potencias mundiales, y para los minoristas que hayan optado por refugiarse en el oro.

¿Es momento de comprar oro?

De cara a 2020, el medio plazo se presenta bastante optimista, ya que se espera que la batalla comercial de Trump contra el mundo se prolongue. También está por ver si la Reserva Federal pone el freno a su política restrictiva, bajando los tipos de interés. Para el largo plazo, no es posible hacer una predicción de cara al próximo lustro. Habrá que estar pendiente del estado de salud del dólar estadounidense, y de su pulso con la economía del siglo XXI.

En este sentido, la inversión en oro se antoja recomendable, principalmente porque la depreciación del dólar parece inevitable o, al menos, apetecible. Paradójicamente, un dólar demasiado potente no conviene a las grandes empresas estadounidenses. La búsqueda de la competitividad a través de la debilitación del USD no solo contenta las preferencias de Trump. Un ‘dólar demasiado fuerte’, como diría el magnate del ladrillo, le viene bien a los tenedores de oro.

Entendiendo el precio del oro

El dólar baja, el oro sube; el dólar sube, el oro baja. Un análisis reduccionista explicaría así los movimientos significativos de la cotización del oro (y el de otros valores refugio), sobre todo si la salud del dólar responde a cuestiones geopolíticas o socioeconómicas de gran calado. Por esta misma razón, la inflación puede vincularse directamente con la cotización del oro, siendo opuesta la relación entre el precio del oro y los tipos de interés.

Obviamente, hay otros factores que afectan a su precio, incluyendo la interacción entre la oferta y la demanda, por supuesto. Pero el oro no responde a esta ley como cabría esperar de otros activos, al menos no de forma tan obvia. Quizá se deba a su centenaria historia como refugio y su fuerte correlación indirecta con ciertos activos, en particular, y las bolsas, en general. Una circunstancia que convierte al metal áureo en una alternativa ideal para diversificar cualquier cartera.

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