Viernes, 26 de Abril 2024

Boleros esperan hasta 15 horas para sacar 25 pesos

Juan Carlos Neri, quien trabaja en Plaza Guadalajara de bolero, tiene que gastar 40 pesos diarios en cuatro camiones para sus traslados desde Tlajomulco 

Por: Yunuen Mora

Algunos días solo hace una boleada, otros como el domingo pasado, ni una. EL INFORMADOR / F. Atilano

Algunos días solo hace una boleada, otros como el domingo pasado, ni una. EL INFORMADOR / F. Atilano

Desde las seis de la mañana Juan Carlos Neri, de 46 años, llega a su lugar de boleo en Plaza Guadalajara. De los únicos que quedaron durante la emergencia sanitaria por COVID-19.

Y, aunque se queda hasta las nueve y media de la noche, como siempre, pasó de ganar entre 600 y 700 pesos diarios, a sólo 25 (una boleada)... a veces nada, como el domingo pasado.

Sentado, con cubrebocas en el cuello para poder desayunar unas galletas y una coca, Neri cuenta que, además de no sacar nada, le pierde, pues tiene que gastar 40 pesos en cuatro camiones diarios para trasladarse desde Tlajomulco y de vuelta.

“(La pandemia) Nos ha pegado como patada de mula, no nos han dado ninguna ayuda ni nos quieren dejar trabajar”.

Tiene 29 años como bolero en el mismo lugar: más de la mitad de su vida. Antes de él estuvo su abuelo y nunca había pasado por esto.

Además, señaló que los policías e inspectores del ayuntamiento ya le han prohibido trabajar, por la pandemia, sin embargo no puede dejar de hacerlo, pues tiene cuatro hijos pequeños que mantener, el más grande de siete años, y a su esposa.

“Antes comía frijoles con tortilla, ahora galletas con refresco y es fiado. Tengo que pedir en todos lados. (El boleo) Es el único trabajo que tengo porque he pedido trabajo en otros lugares, pero piden muchos requisitos que no tengo”, lamentó.

Y, aunque a veces tiene miedo de contraer COVID-19, “tengo que buscar la papa, sacar a mis hijos adelante”.

"No me da miedo"

EL INFORMADOR / F. Atilano

Don Abel, de 76 años y trabaja en la Plaza Liberación de bolero desde hace 37. Pasó de 10 boleadas diarias a máximo tres. También de llegar a las 8:00 a.m. hasta las 10, pues temprano no hay nada.

Sus clientes principales eran trabajadores del Congreso, del Consejo de la Judicatura del Estado de Jalisco, del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y de locales a los alrededores, pero con la emergencia sanitaria recibe solo personas que pasan por el lugar.

“No me da miedo (enfermar de COVID-19), porque, como dice la canción, es la ley de la vida: nacer y morir, yo me dedico a mi trabajo, mi familia y punto”, señaló.

NR

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