El escritor argentino Guillermo Saccomanno no espero nunca que su novela “Arderá el viento” —la cual escribió durante un momento complicado de su vida— fuera a ser reconocida con el Premio Alfaguara de novela, uno de los galardones más codiciados en las letras hispanas.“Arderá el viento” es la historia paulatina de una degradación social. La novela se adentra en un poblado sin nombre en la costa argentina que, con la llegada de una familia misteriosa, comienza poco a poco a sacar su lado más oscuro, su naturaleza más sombría y su rostro más siniestro.En conversación con EL INFORMADOR, el ganador del Premio Alfaguara compartió un poco de la historia de “Arderá el viento”, cómo le dio forma y vida en un momento un tanto complicado de su vida, lo que representa para él como escritor haber ganado un premio tan grande, su proceso creativo, y lo que vendrá después en su obra. “Yo vivía en una cabaña que los dueños me la pidieron porque venía la temporada, y así iban a cobrar más dinero”, recuerda sobre la génesis de “Arderá el fuego”.“No tenía dónde parar ni dónde escribir, ese era mi lugar en el mundo, y afortunadamente mi novia tenía una casa grande con un garaje inmenso y me ofreció escribir ahí. Paralelamente, mientras tenía esta mudanza y me deshacía de buena parte de mi biblioteca, padecí dos neumonías, o sea que digamos que las condiciones no eran las mejores para escribir una novela, pero me propuse escribir todos los días. En la medida que escribía todos los días, no tenía ni sentía ningún problema”.“Nada me afectaba porque me había mudado a un país que se llamaba novela. Tenía la impresión de que primero tenía que terminarla y después morirme, que tenía que terminarla antes de fallecer. La cuestión es que no morí, estoy acá. La novela participó en el Alfaguara, porque muchos amigos me dijeron que lo presentara. Me presenté, gané y acá estoy”, apunta el autor.Si bien en su amplia trayectoria el escritor ha ganado numerosos reconocimientos y premios que han celebrado su obra, ningún galardón ha sido tan grande como el Premio Alfaguara.Un reconocimiento que, en sus palabras “honra, pero intimida”, y que, no obstante, le da mucha tranquilidad económica luego de venir de un tiempo de incertidumbre.El jurado reconoció a “Arderá el viento” por ser una historia “escrita en un estilo parco y de rara intensidad, presentando una cuidadosa construcción del deterioro que, aunque transcurra en un país en específico, acaba por ser una metáfora del espíritu de nuestro tiempo”. La novela se centra en la llegada de la familia Esterházy a un pueblo sin nombre —y que por esa razón pueden ser todos—, unos individuos que son detonantes de la oscuridad interna de los habitantes de esa localidad, y que suscitan el caos de manera irremediable. Así lo describe el propio autor, y también sobre cómo lo han catalogado de “oscuro”.“La familia ‘Esterházy’, con su llegada, se vuelve un precipitador, como un catalizador de situaciones que ya estaban por reventar, faltaba que alguien las atravesara”, explica el escritor.“Todo está vinculado con esta familia. Hay una serie de situaciones que se implican con la policía, con el delito, con la transgresión más absoluta. En ese sentido, los ‘Esterházy’ vienen a revelar al pueblo sus propias virtudes y miserias cada vez más acotadas. Me dicen que es una novela oscura, la que yo he escrito. Siempre he escrito, a menudo, en situaciones difíciles. No creo que sea una proyección de aquello que estaba viviendo por lo general, a mí se me ha acusado de ser oscuro, de ser negro”, reconoce.“Yo no me propongo, cuando me siento a escribir, dar un mensaje, pensar en una simbología. No obstante, como me interesa cierta vertiente del realismo inspirado en la realidad que no es la realidad, sino el fruto de la imaginación del escritor al terminarla, me di cuenta de que la novela operaba como una metáfora social”, explica el autor. Guillermo Saccomanno no ha dejado de escribir. Para él, esta es una actividad que se hace todos los días.El Premio Alfaguara no ha sido motivo para justificar un descanso: actualmente el narrador se encuentra dando vida a una nueva novela, aunque no sabe qué rumbo tomará.“No tengo idea si la terminaré o la tiraré al fuego, yo he quemado varias novelas, me parece que el fuego es purificador”, asegura autor.“Eso pasa, que llegas al final de la novela y dices, ‘esto es una porquería, esto es una pretensión’. A veces, por suerte, te das cuenta a tiempo, de que estás yendo por un camino tortuoso y desemboca en un pantano”.“Creo que lo principal de la de la literatura es que uno escribe para saber quién es uno. Entonces es un trabajo para adentro”, argumenta.Para Saccomanno, al entrar en contacto con una hoja en blanco es un acto de descubrimiento creativo. “Es un trabajo de reflexión hacia adentro, no siempre está uno reconciliado con uno mismo y esto se ve cuando uno escribe un relato; creo que escribir es el mejor estado. Es el estado más feliz o pleno, porque cuando uno descubre que se convierte en un neurótico grave”. CT