Técnica Pomodoro, afianza al máximo el aprendizaje
Una herramienta básica para estudiar con mejores resultados es la técnica Pomodoro, una propuesta que nos recomienda fraccionar el tiempo para hacer más eficiente el aprendizaje
En la escuela muchas veces nos enseñan las fechas históricas, los procesos químicos y físicos, las matemáticas, la ortografía y gramática, además de todas las otras materias que se ven en los diferentes grados. Sin embargo, pocas veces se nos enseña a aprender: a pesar de que la escuela es un recinto del aprendizaje, la mayoría de las ocasiones los docentes dejan a los alumnos a la deriva para descubrir los métodos correctos para estudiar.
Por ello es útil conocer diferentes estrategias de estudio. Una herramienta básica para estudiar con mejores resultados es la técnica Pomodoro, una propuesta que nos recomienda fraccionar el tiempo para hacer más eficiente el aprendizaje y darle tiempo al cerebro con el fin de que los conocimientos se asienten. Pomodoro remite a la palabra italiana para designar al jitomate. Esta curiosa manera de nombrar una técnica de estudio tiene su origen en el país europeo, cuando un joven estudiante decidió dividir sus lapsos de estudio utilizando un temporizador para la cocina. El accesorio que eligió tenía la lúdica apariencia de un jitomate, con el uso habitual de contabilizar el tiempo de las recetas en la cocina.
La idea es alternar el tiempo de estudio con el descanso, evitando así la fatiga. Con ello, según sus promotores, el descanso sirve para no abrumar a nuestro cerebro con más y más información. Un lapso fijo para esta técnica es tener 25 minutos de estudio intenso, para luego tener cinco minutos de descanso.
Como toda buena técnica de estudio, esta se puede adaptar a las necesidades de los alumnos, al ser totalmente modular: los lapsos pueden ser menores, en el comienzo, para que nos vayamos acostumbrando a la dinámica.
¡A trabajar!
Una recomendación es realizar distintas labores en los lapsos sucesivos de estudio. Por ejemplo, si en los primeros 25 minutos leímos el libro de texto, tras los 5 minutos de descanso podemos seguir con 25 minutos para revisar las notas (releerlas o transcribirlas). En un tercer periodo podemos enfocarnos en intentar explicar con nuestras palabras lo aprendido. Otra recomendación es siempre empezar con las tareas más difíciles, ya que éstas son más sencillas de resolver cuando estamos “frescos”.
Si bien esta técnica no propone un acercamiento particular con el objeto de estudio, su uso puede ser útil para mejorar nuestros niveles de concentración. Al hablar del estudio, las distracciones son un tema que muchas veces nos aleja de aprender de verdad. Por ello en los intervalos para descansar podemos liberar la presión de esas distracciones.
Por su popularidad actualmente hallamos varias aplicaciones para teléfonos inteligentes que nos permiten usar la técnica Pomodoro (lejos quedó el reloj con forma de tomate de la cocina). Con su uso se facilita también registrar el tiempo de estudio en cada día, algo que funciona para cumplir metas.
Por sus características, la técnica Pomodoro es susceptible de utilizarse en otros contextos más allá del educativo, pues estimula la productividad al medir y fragmentar los periodos de trabajo.
JL