Disfruta la nueva temporada de los Charros de Jalisco
La temporada 2025-2026 se perfila como un encuentro que conjuga tradición, competencia, entretenimiento y comunidad
Beisbol, mariachi y plan familiar en Zapopan. La temporada 2025-2026 de los Charros de Jalisco ya arrancó, y en el Estadio Panamericano se respira esa mezcla tan tapatía de fiesta y pelota que ha convertido a los juegos de invierno en un ritual cultural.
Vivir un juego de los Charros no es solo ver pelotas y strikes: es sumergirse en un ambiente que invita a la familia, a la comunidad, al disfrute compartido. En el Estadio Panamericano, los partidos se viven con música, con la presencia de mascotas -como “Charrogallo”, “Tequiliano”, “Perlita” y “Straiky”-, concursos para los fanáticos, dinámicas que anteceden al juego y se prolongan en los intermedios.
Desde el ingreso al recinto, el entorno invita a la celebración: estacionamientos, acceso público, incluso las rutas de transporte facilitan llegar sin complicaciones. Una vez dentro, la vista hacia el campo, la emoción del playball, los rostros emocionados de la gente, el coro colectivo cuando suena la música, construyen una atmósfera que trasciende lo estrictamente deportivo. Eso explica por qué el “Charropark” -como muchos llaman al Estadio Panamericano- es una plaza tan viva: la ciudad se identifica con su equipo, lo celebra y lo arropa como parte de su identidad cultural.
El calendario oficial contempla dos vueltas de competencia: la primera culmina a finales de noviembre, la segunda corre hasta el final de diciembre, momento en que se definen los puntos que llevan a la postemporada. Esa estructura otorga a cada serie un valor adicional: cada juego suma en la cuenta para el ascenso hacia los cruces decisivos. Dentro del itinerario, varios duelos merecen atención especial porque conjugan historia, rivalidad y ambiente, como la serie contra los Tomateros de Culiacán, equipo con tradición en la LMP, cuya visita a Zapopan o cuya salida de los Charros al noroeste serán momentos de tensión y atractivo. También aparece la serie ante los Naranjeros de Hermosillo, otro club histórico del circuito que presenta siempre un reto de élite. Adicionalmente, la aparición de nuevos rivales -como los equipos de expansión o los que se suman al circuito- le imprime a la temporada un aire de novedad: los Charros deberán adaptarse y confirmar que siguen siendo referencia.
Los Charros llegan como campeones: esa condición siempre conlleva expectativas, presión y atención extra. Tienen que defender el título, lo que transforma cada salida en un capítulo narrativo de la defensa de su trono. Además, la LMP suma nuevos elementos: formatos, calendario y equipos, lo que añade un plus de frescura.
Cada serie, cada visita de un rival significativo, cada duelo en su casa ante un equipo de jerarquía, se convierte en un escenario donde el deporte sirve como eje para una experiencia mayor. Si se conjuga el ambiente con la llegada de la noche, la música, el frío que se siente al caer el sol, el ruido del bate al conectar, el silencio del público cuando el pitcher se concentra, y entonces lo que ocurre es mucho más que un juego: es un relato de comunidad y ritual urbano.
Deporte y diversión para todos los gustos
Es una experiencia para todos: para una pareja que busca una salida distinta, acudir a un partido de los Charros de Jalisco puede convertirse en una velada amena y variada: al llegar al Estadio Panamericano, podrán disfrutar de la música ambiente, quizá detenerse en la zona de food trucks o barras donde un coctel, una botana o unos esquites acompañan la charla antes del juego. Para padres con hijos, el plan se convierte en una tarde de entretenimiento compartido: participar en la dinámica de lanzamiento al centro del diamante, recibir promociones especiales (en ciertas noches temáticas obsequian pan de muerto en octubre, hay show de zombis o actividades de Halloween) mientras los papás gozan del juego, compran un helado o se suman al coro de la tribuna.
Para familias completas, el partido ofrece un programa “todo en uno”: ver al equipo favorito, que los niños vivan su momento, que los abuelos relajen cómodamente, que todos compartan palomitas o nachos en el graderío y que exista una sorpresa distinta cada vez.
El beisbol en Zapopan no es solo deporte: se vuelve ritual urbano, plan familiar, espectáculo local. Y en ese escenario, los Charros quieren hacer más que jugar: quieren escribir otro capítulo memorable.
Cómo vivir el juego “a la tapatía”
-Llega con hambre y con garganta. Entre tradicionales antojos de estadio, palomitas y el coro colectivo cuando suenan trompetas o mariachi, la experiencia es 360°: gastronomía, música y deporte.
-Lleva a los niños. Hay dinámicas, fotos con mascotas y momentos “instagrameables” todo el tiempo; además, el estadio es cómodo y seguro para familias.
-Planea tu ruta. Tren Ligero o estacionamiento oficial; si eliges auto, considera salir con calma al final (el estacionamiento permanece abierto una hora después del último out).
CT