¡Toma nota! Los depósitos y transferencias que el SAT vigila en 2025
Aunque no todas las operaciones se traducen automáticamente en una auditoría, es esencial que los contribuyentes puedan justificar cada ingreso con documentos como contratos, recibos o facturas
Con la intención de mejorar la recaudación y combatir la evasión de impuestos, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) mantiene durante 2025 un riguroso control sobre los movimientos financieros que pudieran implicar ingresos no reportados por los contribuyentes.
Uno de los puntos clave del control fiscal es la obligación que tienen las entidades bancarias de informar automáticamente sobre depósitos en efectivo que superen los 15 mil pesos en un mes. Además, las transferencias electrónicas también están sujetas a revisión cuando se detectan inconsistencias entre lo reportado al SAT y los movimientos observados en las cuentas bancarias.
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Aunque no todas las operaciones se traducen automáticamente en una auditoría, es esencial que los contribuyentes puedan justificar cada ingreso con documentos como contratos, recibos o facturas. Este requerimiento se vuelve aún más relevante para quienes generan recursos a través de ventas informales o plataformas digitales, ya que estos ingresos también son objeto de verificación por parte de la autoridad fiscal.
Las operaciones que actualmente son observadas con especial atención incluyen:
- Depósitos en efectivo mayores a 15 mil pesos mensuales.
- Transferencias electrónicas que no correspondan con la actividad económica registrada.
- Ingresos derivados de préstamos, donaciones o ventas de bienes no reflejados adecuadamente en la declaración anual.
El SAT ha enfatizado que esta estrategia está orientada a “fortalecer la cultura tributaria y garantizar que cada peso ingresado al sistema bancario esté debidamente justificado”, contribuyendo así a reducir significativamente los márgenes de evasión.
Para evitar posibles sanciones (las cuales pueden representar un porcentaje considerable del impuesto no declarado), se sugiere mantener una contabilidad precisa, tanto a nivel personal como empresarial, y revisar de forma periódica el estatus fiscal para corregir cualquier omisión antes de que se convierta en motivo de fiscalización.
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BB