Cultura

Adviento y contemplación de la Creación

Esta época del año busca cambiar el como contemplamos la vida y a los otros, siempre con un corazón donde quepa la fraternidad, la ternura y el cariño

El tiempo de Adviento (lo que viene) es un tiempo de espera, de esperanza. También se dice que estas próximas semanas son un tiempo de preparación para conmemorar el nacimiento del Dios encarnado, Jesucristo, que compartirá la condición humana, naciendo en esta tierra y aceptando la muerte, esa experiencia tan misteriosa y propia de la finitud de todos los seres vivos de la Creación.

El adviento también es tiempo de renovar, incluso cambiar, la propia mirada hacia el mundo y personas que nos rodean: contemplar la vida y a los otros con ojos nuevos, con un corazón donde quepa la fraternidad, la ternura, el cariño. En la segunda semana -segunda etapa- de los Ejercicios Espirituales, san Ignacio de Loyola propone la “Contemplación de la Encarnación”, en la que se invita al ejercitante a contemplar -a través de la vista de la imaginación- cómo la Trinidad contempla la Creación, como las tres divinas personas miran al mundo, a los seres humanos tan diferentes, tan variados, y en situaciones tan distintas: unos muriendo, otros naciendo, unos llorando, otros contentos, unos un paz, otros en guerra, y muchos perdiéndose en los engaños del egoísmo, de la envidia, de la soberbia, de la ambición. 

De ahí que la mirada trinitaria, conmovida y llena de cariño hacia su obra creadora, lleva a las tres divinas personas a actuar, y resuelven hacer “redención del género humano”, por lo que deciden que la segunda persona trinitaria, el Hijo, se encarne para salvar y mostrar al mundo el camino, la verdad y la vida en abundancia. 

De ahí que puede afirmarse que el tiempo de adviento invita a recrear en el propio corazón la dinámica y el proceso de la contemplación aludida, deseando que la mirada de la Trinidad conmueva nuestra propia mirada para apreciar a la humanidad y la Creación toda con una mirada amorosa, una mirada que no se acostumbre ni vea como algo normal y cotidiano las injusticias y sufrimientos de esta realidad, una mirada que impulse a la acción, a la fraternidad, a la auténtica caridad y solidaridad con los demás, sobre todo con las personas abandonadas, excluidas, sufrientes, débiles.

CT

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