Entretenimiento
El eterno rock de Enrique Guzmán
El intérprete festejó a las mamás con un concierto, sin prisas, y colmado de éxitos y anécdotas
GUADALAJARA, JALISCO (12/MAY/2012).- Mientras que muchos artistas de su generación se encuentran en el retiro (en el mejor de los casos) o en el olvido (en el peor), Enrique Guzmán sigue arriba de los escenarios haciendo las mejores cosas que sabe hacer. Porque como él mismo lo reconoce: “A veces me duele la cabeza, a veces tengo malos días. Pero cuando estoy en escena, cantando, frente a la gente, todo eso se me olvida, pasa a segundo plano. Aquí siempre me siento feliz”.
Y la noche del jueves tuvo muchas razones para sentirse contento. Primero, porque demostró que es un artista de convocatoria entre los tapatíos, con un Teatro Diana que registró una excelente entrada para su espectáculo. Segundo, porque hizo lo que quiso a lo largo de la noche: estrenó show, contó chistes, recibió piropos, compartió anécdotas y hasta se tropezó con una bocina, sólo para levantarse y seguir con la fiesta.
Dueño de un sentido del humor donde la frontera entre lo negro y lo ácido se confunde fácilmente, el show de Guzmán tiene un sabor rocanrolero de principio a fin. “Me gusta venir a Guadalajara. Quiero al público y creo que ellos me quieren”, afirmaba segundos antes de subir al escenario. Y vaya que el público quiere a Guzmán. Gritos de “papacito”, “te amo”, “guapo” y hasta “eres mi suegro” se oyeron desde las butacas del recinto de 16 de Septiembre. La mayoría proferidos por damas que siguen viendo en el cantante a un símbolo sexual, un estatus que ganó en la década de los años setenta y que parece perpetuo. Enrique Guzmán, claro, se dejó querer.
Diferente y clásico
A diferencia de otros artistas que aparecen desde el fondo del escenario, entre las penumbras del humo artificial, Enrique Guzmán eligió una forma algo distinta para presentarse a los tapatíos.
Ya con la banda tocando, apareció desde una de las puertas que dan a la zona del público. Como si fuera uno más (aunque rodeado por su equipo de seguridad), el cantante se pasó entre los sorprendidos asistentes, y recibió gritos de apoyo, abrazos y besos, hasta llegar al escenario. “Quiero llevarlos conmigo a un viaje. Que me acompañen a través de los recuerdos”, expuso Guzmán al arranque. La propuesta fue aceptada por el público.
El viaje sonoro del cantante tuvo un fuerte sabor rocanrolero. Ángel de la mañana, Popotitos, Agujetas de color de rosa y Lupe fueron algunas de las melodías que sonaron, casi siempre con prolongadas charlas por parte del artista, quien en más de una ocasión se llevó el grito de “ya canta” por parte de la tribuna. El cantante aclaró desde un principio que no tenía prisa.
Y es que ir a ver a Enrique Guzmán es, en sí, una experiencia que supera a la de un concierto normal. Es cierto que el público disfrutó con las interpretaciones del cantante (quien es de paso uno de los últimos exponentes del rocanrol mexicano sesentero). Pero también está ese otro lado que tienen los conciertos del intérprete de La plaga. Las bromas de doble sentido, la interacción constante con el público, las historias de amor y desamor y las reflexiones que muchas veces dejan ver un poco más del ser humano y no tanto del artista.
Cierre “de golpe”
El concierto de Guzmán deja varias estampas y algunas promesas para el futuro. Se asomaron pequeños homenajes a la Sonora Santanera, The Rolling Stones y Rocío Dúrcal. También la interacción y la lluvia de piropos que soportó estoico el cantante, que se limitaba a responder con una sonrisa coqueta los gritos.
Luego de despedirse por primera vez del escenario y tras los tradicionales gritos de “otra, otra”, el cantante regresó, aunque de una manera que nadie esperaba. Pues al momento de volver, se tropezó con una bocina, cayendo “sin meter las manos” en escena. Pese al golpe, Guzmán apenas si expresó dolor, e incluso señaló, apelando a su ácido sentido del humor, que esa era una forma adecuada de celebrar el Día de las Madres.
Antes de despedirse, el músico dio a conocer que planea volver a la Perla Tapatía el próximo 2 de noviembre, como parte del cierre de las Fiestas de Octubre. Con Payasito (uno de los temas más pedidos de la noche), Enrique Guzmán se despidió, en un mar de confeti, aplausos y una sonrisa que parece ser eterna.
FRASE
"Guadalajara y yo siempre nos hemos llevado bien "
Enrique Guzmán, cantante.
El dato
Lo que se vio
Guzmán explicó que ya interpuso la denuncia correspondiente luego de que sufrió el robo de varios objetos personales en su casa. “Lo dejo en manos de las autoridades, no me queda nada más”.
El concierto arrancó con un video donde se mostraban imágenes de Enrique Guzmán desde bebé hasta la actualidad, lo que provocó la emoción del público.
El cantante señaló de forma escueta que la salud de su hija va bien, “se está recuperando”.
Navega: www.enriqueguzman.net
Y la noche del jueves tuvo muchas razones para sentirse contento. Primero, porque demostró que es un artista de convocatoria entre los tapatíos, con un Teatro Diana que registró una excelente entrada para su espectáculo. Segundo, porque hizo lo que quiso a lo largo de la noche: estrenó show, contó chistes, recibió piropos, compartió anécdotas y hasta se tropezó con una bocina, sólo para levantarse y seguir con la fiesta.
Dueño de un sentido del humor donde la frontera entre lo negro y lo ácido se confunde fácilmente, el show de Guzmán tiene un sabor rocanrolero de principio a fin. “Me gusta venir a Guadalajara. Quiero al público y creo que ellos me quieren”, afirmaba segundos antes de subir al escenario. Y vaya que el público quiere a Guzmán. Gritos de “papacito”, “te amo”, “guapo” y hasta “eres mi suegro” se oyeron desde las butacas del recinto de 16 de Septiembre. La mayoría proferidos por damas que siguen viendo en el cantante a un símbolo sexual, un estatus que ganó en la década de los años setenta y que parece perpetuo. Enrique Guzmán, claro, se dejó querer.
Diferente y clásico
A diferencia de otros artistas que aparecen desde el fondo del escenario, entre las penumbras del humo artificial, Enrique Guzmán eligió una forma algo distinta para presentarse a los tapatíos.
Ya con la banda tocando, apareció desde una de las puertas que dan a la zona del público. Como si fuera uno más (aunque rodeado por su equipo de seguridad), el cantante se pasó entre los sorprendidos asistentes, y recibió gritos de apoyo, abrazos y besos, hasta llegar al escenario. “Quiero llevarlos conmigo a un viaje. Que me acompañen a través de los recuerdos”, expuso Guzmán al arranque. La propuesta fue aceptada por el público.
El viaje sonoro del cantante tuvo un fuerte sabor rocanrolero. Ángel de la mañana, Popotitos, Agujetas de color de rosa y Lupe fueron algunas de las melodías que sonaron, casi siempre con prolongadas charlas por parte del artista, quien en más de una ocasión se llevó el grito de “ya canta” por parte de la tribuna. El cantante aclaró desde un principio que no tenía prisa.
Y es que ir a ver a Enrique Guzmán es, en sí, una experiencia que supera a la de un concierto normal. Es cierto que el público disfrutó con las interpretaciones del cantante (quien es de paso uno de los últimos exponentes del rocanrol mexicano sesentero). Pero también está ese otro lado que tienen los conciertos del intérprete de La plaga. Las bromas de doble sentido, la interacción constante con el público, las historias de amor y desamor y las reflexiones que muchas veces dejan ver un poco más del ser humano y no tanto del artista.
Cierre “de golpe”
El concierto de Guzmán deja varias estampas y algunas promesas para el futuro. Se asomaron pequeños homenajes a la Sonora Santanera, The Rolling Stones y Rocío Dúrcal. También la interacción y la lluvia de piropos que soportó estoico el cantante, que se limitaba a responder con una sonrisa coqueta los gritos.
Luego de despedirse por primera vez del escenario y tras los tradicionales gritos de “otra, otra”, el cantante regresó, aunque de una manera que nadie esperaba. Pues al momento de volver, se tropezó con una bocina, cayendo “sin meter las manos” en escena. Pese al golpe, Guzmán apenas si expresó dolor, e incluso señaló, apelando a su ácido sentido del humor, que esa era una forma adecuada de celebrar el Día de las Madres.
Antes de despedirse, el músico dio a conocer que planea volver a la Perla Tapatía el próximo 2 de noviembre, como parte del cierre de las Fiestas de Octubre. Con Payasito (uno de los temas más pedidos de la noche), Enrique Guzmán se despidió, en un mar de confeti, aplausos y una sonrisa que parece ser eterna.
FRASE
"Guadalajara y yo siempre nos hemos llevado bien "
Enrique Guzmán, cantante.
El dato
Lo que se vio
Guzmán explicó que ya interpuso la denuncia correspondiente luego de que sufrió el robo de varios objetos personales en su casa. “Lo dejo en manos de las autoridades, no me queda nada más”.
El concierto arrancó con un video donde se mostraban imágenes de Enrique Guzmán desde bebé hasta la actualidad, lo que provocó la emoción del público.
El cantante señaló de forma escueta que la salud de su hija va bien, “se está recuperando”.
Navega: www.enriqueguzman.net