Suplementos | El Área Conurbada de Guadalajara es el platillo político más anhelado por los partidos Una metrópoli en juego El Área Conurbada de Guadalajara se convierte en el platillo político más anhelado por partidos y candidatos Por: EL INFORMADOR 12 de abril de 2015 - 00:04 hs Los políticos deben convencer de que son los indicados para llevar las riendas de una ciudad. EL INFORMADOR / S. Mora GUADALAJARA, JALISCO (12/ABR/2015).- Hay una máxima en la democracia, las elecciones deben ser ciertas en las reglas e inciertas en los resultados. Es decir, debemos saber desde el principio cómo se gana, pero no quién gana. En la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), a siete semanas de la cita con las urnas, existen algunos fenómenos que serán clave para definir qué partidos y qué candidatos podrían quedarse con la victoria: la prueba de fuego del incipiente tripartidismo; el nivel de participación y abstención; el tamaño de la rebanada de pastel que capten los seis partidos pequeños; el tópico hegemónico en la campaña. Por supuesto que todos estos fenómenos conviven con otros que son más difíciles de cuantificar, como la movilización el día de la elección, el monto total de dinero que gastan los partidos y candidatos, o la estructura que construyen los partidos en las colonias. ¿Serán realmente elecciones tripartidistas? Durante los meses previos al comienzo de las campañas, la posibilidad de una elección tripartidista se volvió un punto común entre opinadores y analistas políticos. Sobre todo en el caso de Guadalajara, pero también en Zapopan y hasta en Tlajomulco. Sin embargo, y aunque debemos tomar en cuenta que las encuestas que se publican al día de hoy no son ni cercanamente un pronóstico de lo que puede suceder el primer domingo de junio, la historia electoral de la ZMG pocas veces ha presenciado escenarios tripartidistas. Ni siquiera en aquellos años de crecimiento del PRD a nivel nacional, los jaliscienses optaron por subirlo firmemente a la contienda. Un esbozo de elección tripartidista la tuvimos en Guadalajara en 1997, cuando el PRD alcanzó la histórica cifra de 96 mil votos con Tonatiuh Bravo Padilla, actual rector de la UdeG, como candidato del Sol Azteca. Aquella elección terminó con el PAN a la cabeza con 47% de los votos, el PRI en segundo con 29% y el PRD en tercero con 15%. También, en 2012, siendo elección presidencial, MC logró marcar doble dígito tanto en Guadalajara como en Zapopan. Sin embargo, en sólo tres elecciones de las últimas 12, en ambos municipios, ha existido una tercera fuerza que supera los 10 puntos porcentuales. Sin embargo, bajo ninguna definición, podemos decir que fueron elecciones tripartidistas, fueron simplemente elecciones bipartidistas con un tercer lugar bien colocado. Y es que el fenómeno del voto útil es más que palpable en elecciones metropolitanas. Existe poca propensión de los ciudadanos a votar por un candidato con bajas posibilidades de ganar. Si revisamos los datos del municipio de Guadalajara, las primeras dos fuerzas políticas se han llevado 87% de los votos en el 2000; el 89% en el año de 2003; 84% en 2006; 82% en 2009, y 75% en 2012. Solamente en 1997 con el PRD y en 2012 con MC, los tapatíos le han dado dos dígitos de votación a una tercera fuerza política. Un fenómeno casi tan marcado se registra en Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá. En Tlajomulco, por el contrario, la dispersión del voto es la regla, lo demuestra la elección de 2009 donde Enrique Alfaro ganó el municipio con el 38% de los votos. No digo que las elecciones a tercios sean imposibles, pero poco se han visto. Y es que la misma lógica del voto útil en elecciones a alcalde (no tanto a diputados) puede llevar a que comicios que parecen tripartidistas se vuelvan bipartidistas en la práctica. Es decir, que los dos meses de elección se dividan en dos vueltas: la primera para definir al retador del puntero, aprovechando el desfonde de una tercera fuerza; y una segunda vuelta en donde se juegue realmente la silla municipal. Si nos apoyamos en la historia electoral, y en el registro de otros estados que se han vuelto tripartidistas —Michoacán, Veracruz o Morelos—, podemos decir que es poco común cuando tres fuerzas políticas llegan vivas, con posibilidades reales de ganar, al “Día D”. ¿Cuántos votarán? Resulta extraño que en un país en donde la democracia trajo consigo, paradójicamente, una caída muy clara en los índices de votación, los politólogos no le hayan entrado decididamente a analizar por qué la gente se abstiene. Hay quien dice que es por desencanto y oposición al sistema; quien dice que es por flojera o creer que votar cambia poco; y hay otros que creen que es racional no votar porque un voto no hace ninguna diferencia. Son todas explicaciones que se debaten con cierta periodicidad en la Ciencia Política. Algo de razón habrá en las tres. Sin embargo: ¿Qué podemos esperar en esta elección en Jalisco? ¿Habrá alto abstencionismo o por el contrario veremos a los ciudadanos sancionando y premiando a través del voto? La historia electoral nos muestra que en general, los habitantes de la ciudad votan por encima de los promedios nacionales y estatales. En el mismo sentido, anulan su voto con mayor frecuencia. Concentrémonos en Guadalajara y Zapopan. En las tres últimas elecciones intermedias, la estabilidad del número de votantes es asombrosa en la capital: 623 mil en 1997; 660 mil en 2003 y 660 mil (también) en 2009. Pensando que se mantuviera estable la tendencia, votaría 55% de la lista nominal en Guadalajara. De 1991 a la fecha, los años a los que se tiene acceso en el portal del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (IEPC), Guadalajara nunca ha presentado un nivel de abstencionismo por encima de los 50 puntos. En Zapopan, el rápido crecimiento del municipio no nos permite encontrar un patrón tan claro. La votación en elecciones intermedias ha pasado de 272 mil en 1997 a 389 mil en 2009. En la última elección intermedia, 53% de los zapopanos salieron a las urnas, aunque en distritos como el 10, el voto nulo se constituyó como la tercera fuerza política. De mantenerse la tendencia, votarían en Zapopan poco más de 485 mil electores, 100 mil más que en la última elección intermedia. El curioso caso de los partidos pequeños La elección de 2015 tiene un elemento extra: la irrupción de nuevos partidos pequeños. Será una elección en Guadalajara y Zapopan, con nueve opciones en la boleta (PRI y Verde van coaligados). Y de esos, seis son partidos pequeños en Jalisco: PT, PRD, PES, PH, Morena y Nueva Alianza. Si tomamos las mediciones, tanto locales como nacionales, los partidos chicos podrían llevarse una rebanada de pastel que rondaría entre 15 y 20 por ciento. Esto quiere decir que su atracción de voto podría ser definitiva para determinar al ganador de la contienda. Tampoco es fácil entender exactamente por qué los partidos políticos pequeños jalan ese caudal de voto en elecciones tan competidas. Puede ser un voto de desafío a los partidos grandes, un voto de desencanto con los gobiernos de los partidos grandes o incluso un voto de castigo al actual partido en el poder. No se mueve necesariamente bajo la tradición distinto voto priista y antipriista. Sin embargo, siguiendo esta lógica, en Guadalajara el voto a los partidos pequeños podría ascender a la nada despreciable cantidad de 110 o 115 mil votos. En Zapopan, el fenómeno también podría implicar 90 mil electores. Lo que resulta interesante de subrayar es que si bien los tres partidos políticos grandes tienen su propia dinámica atravesada por el voto duro, el voto útil y fenómenos como la importancia de la participación o el abstencionismo, los partidos pequeños se benefician del desencanto con las campañas, de las guerras sucias entre los candidatos punteros y con el desánimo del “todos son iguales”. El llamado “fenómeno Partido Verde”, que llevó a un partido testimonial a una posición de influencia en nuestro sistema de partidos, es un ejemplo de este fenómeno. ¿Qué tema? Qué se discute es siempre una determinante. Los acontecimientos de los últimos días podrían anticipar una campaña que coloca el acento en la seguridad. Sin embargo, la economía y el empleo siguen estando en la mente de la ciudadanía como un tema ineludible. En un entorno de debilidad económica, con constantes ajustes a la baja del crecimiento (2.95% y apenas estamos en abril) y una débil producción de empleos (donde Jalisco ha sido uno de los motores de generación de puestos de trabajo), parece que a nivel nacional la economía será por mucho el tema a debatir. Así, dependiendo del tema hegemónico en campaña, los candidatos y partidos presentan fortalezas y debilidades. Y es que si nos guiamos por las investigaciones sobre comportamiento electoral, podemos concluir que cuando la seguridad se convierte en el tópico número uno de campaña, la reacción del electorado suele ser más conservadora, apostando por el orden y la estabilidad. En la economía, la cosa es distinta. Los electores están dispuestos a optar por propuestas arriesgadas, mucho menos ortodoxas. La corrupción emerge como otro tema fundamental en la campaña. Varía de estado a estado, pero la corrupción es uno de los problemas mayores del país para siete u ocho de cada 10 mexicanos. Con los escándalos que hemos visto a nivel nacional, la opinión pública ha volteado de nuevo al tema de la corrupción como uno de los ejes fundamentales del debate político. No sabemos si la corrupción será una motivación que aliente o desaliente el voto, sin embargo su importancia es innegable. En Jalisco, las campañas plantean escenarios interesantes. Al día de hoy, es una incógnita si estos comicios serán atípicos rompiendo las inercias de años anteriores o si por el contrario algunas de las dinámicas como el bipartidismo o la alta participación en la metrópoli se mantendrán. Lo que sí podemos afirmar es que las tendencias arrojan que los dos partidos ganadores difícilmente reunirán más de 75% del electorado y el resto vendrá de una tercera fuerza y hasta seis partidos que están en el límite de colarse al cabildo. En resumidas cuentas, un escenario electoral que arrojará mayor fragmentación del poder político, mayor necesidad de acuerdos entre partidos y mayor complejidad para echar a andar los distintos proyectos de la metrópoli. En resumidas cuentas, la necesidad de más y mejor política. Temas Tapatío Enrique Toussaint Orendain Elecciones Jalisco 2015 Lee También Harfuch y los medios Gobierno federal refuerza combate a extorsión y desapariciones Cartucho Astros de Jalisco toma ventaja sobre Xalapa en la semifinal de zona Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones