Producción bajo la nieve

GUADALAJARA, JALISCO (16/FEB/2013).- Es un punto en común entre el Chrysler New Yorker, Dodge Neon, y Jeep Compass: todos fueron fabricados en el complejo de ensamble y estampado de Belvidere. Ubicada en el condado de Boone, en Illinois, este centro de producción es también el sitio donde hoy se arma el nuevo Dart, producto de la colaboración entre Chrysler y Fiat. Una visita rápida nos mostró cómo es que opera una planta de autos en condiciones climáticas adversas.

A casi 120 kilómetros hacia el noreste, desde Chicago y rumbo a Rockford, el centro de ensamble de Belvidere es vecino de la planta de estampado que lleva el mismo nombre.  Tiene 1.1 kilómetros cuadrados de extensión y casi 310 mil metros cuadrados de piso para los distintos procesos de ensamble. Como referencia, su tamaño casi duplica al del centro de ensamble de Chrysler en Toluca. Actualmente, Belvidere es el lugar de producción de los Jeep Compass y Patriot, además del Dodge Dart. Su operación inició en 1965, para automóviles de dos y cuatro puertas para Dodge y la extinta Plymouth (descontinuada en 2001). En los setenta, la planta se concentró en automóviles de tracción delantera y fabricó modelos como Dodge Omni. En los ochenta, comenzó su época más importante al enfocar su producción en vehículos como el Chrysler New Yorker y el Dodge Dynasty. En los noventa, produjo al Dodge Neon, cuya producción terminó en 2005 para dar paso al ensamble del Caliber. A la fecha, se han ensamblado ahí 22 modelos distintos.

Personalidad propia
A primera vista pareciera un centro de producción como cualquier otro, pero no lo es. Cuenta con lo más reciente en tecnología y para muestra están los 945 robots que se han montado a lo largo del proceso de fabricación. La mayoría de ellos se centran en cortes y alisados con tecnología láser, así como en sellado y soldadura. En la línea de ensamble es visible el armado de un modelo a otro, de un color a otro, sin que ello represente mayores complicaciones.

Tampoco lo es el clima. Durante nuestra visita, mientras afuera el panorama se encuentra cubierto de nieve, la planta opera con normalidad. Tanto que varios hombres y mujeres están haciendo su trabajo en manga corta, ya que la temperatura está controlada. Los titulares de la operación en Belvidere, Kurt Kavajecz y Mark DeWane nos explican que si bien contemplan posibles problemas en la entrega de insumos (bajo los principios del just-in-time) por demoras en el transporte, a causa de la nieve, la planta debe hacer cálculos precisos para no interrumpir la producción. Además, el capital humano es instruido para prevenir enfermedades derivadas de las bajas temperaturas. Otro punto interesante es el reciclaje de agua, el cual se ha ubicado en zonas específicas del complejo para que las bajas temperaturas no provoquen congelamiento ni afecten las tuberías.

Según sus propios directores, el personal de la planta de Belvidere trabaja de manera proactiva. Nos explican que, en la medida de lo posible, sondean las quejas de compradores a través de los reportes de J.D. Powers (consultoría especializada en la medición de índices de satisfacción al cliente en diversas industrias, incluida la automotriz), para con ello proponer mejoras en los técnicas y procedimientos de manufactura.

Al finalizar el recorrido, vemos pasar varias unidades terminadas y aprovechamos para tomar algunas imágenes del Dart y de los Patriot que se tienen en la entrada para anunciar orgullosamente lo que se fabrica dentro. Afuera cae nieve sobre los autos como pasará con los vehículos que salen de Belvidere con destino a los concesionarios Dodge y Jeep en Norteamérica. Incluido México, donde soportará otras temperaturas.

Numeralia
120 kilómetros separan esta planta de Chicago.

310 mil metros cuadrados mide el complejo.

3 productos en ensamble: Patriot, Compass y Dart.

4,887 empleados.

945 robots.

La factoría de Belvidere