Suplementos | ¿Cómo vamos a amarle? Primero y antes que todo: amar a Dios Ama a tu Dios con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo. Por: EL INFORMADOR 10 de julio de 2010 - 10:50 hs Cuando leemos la emocionante página que nos presenta San Lucas en el capítulo 10 de su Evangelio, todos nos abocamos directamente a la parábola del samaritano que nos presenta como ejemplo, y hay ocasiones en que se nos desdibuja la premisa principal, que es precisamente lo que va a dar consistencia a ese ejemplo que tanto nos gusta leer, porque parece sacado de una película emocionante. También nos gusta poner el acento en que personas muy preparadas, muy religiosas, de mucha categoría, no han sido capaces de entender el mandamiento de Dios. Pero Jesús pone el acento en el matiz del mandamiento principal, y se lo pregunta precisamente a un doctor de la ley que quiere ponerlo a prueba, y éste le contesta citando un texto de la ley del Antiguo Testamento. Jesús le dice: Bien, esto sabes; cumple por lo menos esto. El mandamiento que Jesús predica es mucho más. mucho más alto, más profundo, más empeñativo, más comprometedor. Pero en primer intento, Jesús está de acuerdo en que el amor, tal como está expresado en la ley de los judíos, es el primer escalón. Quien pone el pie en él ya está en camino, y puede seguir dando los pasos hacia la conquista del amor sublime que el Señor Jesús nos propone. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, dice el mandamiento judío; pero no se detiene allí, sino que añade: “ámalo con todas tus fuerzas, con toda tu vida”. Pero, tal como lo hemos reflexionado en semanas anteriores, si ni siquiera tenemos bien ubicado en nuestro ser un concepto apropiado de Dios, ni siquiera hemos clarificado en nuestra mente cuál es nuestro Dios, ¿cómo vamos a amarle? Lo primero, que no es todavía el primer paso, es tener claros en la mente la idea y el concepto de un Dios al que podemos y debemos amar, sabiendo que Él nos ha amado primero, que Él es fiel y no va a defraudar nuestro amor. Amar a Dios con toda el alma, con toda la mente, con todo el corazón, con todas las fuerzas, dedicarle lo mejor de nosotros mismos, es un imperativo que inevitablemente vamos a cumplir. Lo importante es ver qué o a quién tenemos instalado en el corazón en ese lugar que corresponde a Dios. Porque hay algunos que tienen allí el dinero, la chequera, a los que dedican mente, voluntad y todo el amor. Otros ponen el placer, que puede llegar hasta el vicio... algunos más, el afán de dominar, y habrá quienes tienen la fantasía de los ídolos. Cada quien puede analizar esto con claridad en la sinceridad del propio corazón. Si tuviéramos claro lo que es este amor a Dios que nos impulsa también a amar al prójimo, no tendríamos que lamentar tanta violencia, tanta agresividad, tato delito. Pero si aquellos que están al frente de nuestra sociedad y son nuestros guías y modelos nos hacen ver que la vida se vive mejor sin Dios, ya tenemos elementos para estar viendo las consecuencias que estamos afrontando desde que la religiosidad ha perdido su fuerza en aras de otras teorías. Si nuestros hijos tuvieran desde pequeños una idea clara del amor y el respeto que se le deben a Dios, y las pautas morales que hay que seguir para agradarle, tendrían con ello una buena coraza que les defendería de las drogas, de los peligros, y sin duda les ayudaría a encauzar mejor su vida. Es evidente que el amor a Dios tiene manifestaciones muy concretas, que van desde los actos mínimos generados en el pensamiento y los sentimientos, hasta expresiones concretas que se transforman en favores y servicios a prójimos incluso anónimos y desconocidos, que se hacen en nombre y en obsequio a Dios. Todos estos favores no llevan recompensa, pero ciertamente son para cada uno el tesoro que acumulamos para el futuro, para presentarlo a Dios en nombre del amor. María Belén Sánchez fsp Temas Religión Fe. Lee También Cardenal llama a honrar a santos y difuntos por el Día de Muertos Evangelio de hoy: ¿Acaso Dios encontrará fe en la tierra? Iglesia católica: Este es el lugar en donde el número de católicos más ha aumentado Aumenta número de católicos en el mundo, pero bajan las vocaciones Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones